Los amarillos ofrecen una buena imagen ante el quinto clasificado, pero pagan con la derrota un pequeño ‘apagón’ en el tercer cuarto
El partido 750 del Gran Canaria en la ACB no pudo salvarse con el premio que merecían la ocasión y el esfuerzo que mostraron los amarillos en una cancha complicada (75-70). El Cajasol terminó por castigar el pequeño apagón ofensivo de los insulares en el tercer cuarto, en el que perdieron la iniciativa en el marcador y tras el cual no pudieron tener una reacción adecuada. Cabe destacar la buena actuación de los jugadores visitantes, pero en especial la del grancanario Óscar Alvarado, el hombre que ha podido salir más fortalecido de la visita al ‘San Pablo'.
Tras veinte minutos de gran rendimiento, tanto ofensivo como defensivo, el Gran Canaria se lamenta que este deporte de la canasta no premie de alguna manera las buenas actuaciones. La derrota en Sevilla deja insatisfecho a un equipo que tiene que afrontar desde esta próxima semana la segunda entrega de la fase regular del campeonato liguero. No obstante, en la línea de juego trazada siete días antes frente al Estudiantes, y continuada ante el Cajasol, los de Pedro Martínez pueden sentirse seguros de que no deben caminar sobre el alambre y sin malla de protección.
En defensa, el conjunto amarillo tiene recursos suficientes como para hacer que el quinto equipo más ofensivo de la competición se quede por debajo de su media en a liga y muy por debajo de sus actuaciones como local. En ataque, aunque los triples siguen siendo una asignatura pendiente, se encuentra con una formación en que todos, a excepción de Savané, pueden lanzar en cualquier momento para embocar desde el arco de los tres puntos.
Con ello, el conjunto de Pedro Martínez puso en situación de apuro al Cajasol del examarillo Carl English, con un parcial 0-9 en el tramo inicial para tomar las riendas del electrónico (13-18) por primera vez, o alcanzando rentas de seis puntos en el tercer cuarto (23-29) en dos lanzamientos consecutivos inspirados de Beirán y Bramos. Los amarillos, además, muestran una clara imagen de juego solidario en ataque que tanto se echaba en falta. No sólo las asistencias del equipo son notables, sino también por acciones como los rebotes ofensivos de Rey, arreglando bandejas de Tomás Bellas.
Con cosas así, el conjunto insular impedía que el Cajasol se escapara en el electrónico definitivamente en el tercer cuarto, cuando las luces de los amarillos tenían dificultad para brillar en el ataque. Los sevillanos castigaban esta situación con un parcial 15-5 en los primeros cinco minutos tras la vuelta de los vestuarios (51-44). La zona 1-3-1 dibujada por Pedro Martínez da un respiro ante conjuntos como el hispalense, sin capacidad de adaptarse a un ritmo lento de juego; y el partido volvió a vivir una situación similar al primer tiempo, con un final igualado.
En ese momento fue cuando el Granca mostró la debilidad de no poder contar con un hombre decisivo, mientras que el Cajasol lucía el palmito de Paul Davis, el segundo jugador con mejor valoración de la competición; y el acierto de Bogdanovic desde el perímetro para poner muy complicado el reto de la remontada visitante. A pesar de todo, el Gran Canaria nunca tiró la toalla; e incluso el joven Alvarado se ofreció a tomar la responsabilidad como si lo hubiera hecho durante toda su vida en un equipo profesional. Con su actitud, y su aptitud, el Gran Canaria no sólo ha redescubierto a su tercer base, sino a un base que es capaz de pelear por los minutos importantes del partido con los dos que en teoría le preceden.
El sábado 28 de febrero (17:00 horas), ante el Unicaja de Málaga en el Centro Insular de Deportes, para el Gran Canaria no sólo empieza una nueva vuelta; sino que, con estos antecedentes, quizás un nuevo rumbo si se sigue en la línea proyectada.