La plantilla legendaria del club se enfrentó a los jugadores del actual equipo
Con motivo de las bodas del plata del Gáldar, las glorias de aquel club de fútbol sala se volvieron a enfundar el equipaje verdillo retar al primer equipo de la cadena. Lucían algunos kilos de más y mucho menos pelo, pero impartieron lecciones de cómo se debe jugar al fútbol sala. El resultado es siempre lo de menos, pero ganaron. Sobre la cancha dieron espectáculo y para los que no lo sepan, o no lo hayan leído, vencieron por 6-7. Actuó de árbitro el mismísimo Suso Méndez.
La seguridad en defensa que mostraban Vichy, Toni Afonso, Nilo, Carlos Vallejo y Eduardo contrastaba con la brusquedad de Flavio, Julio y Zeus, que solo daban patadas. La serenidad a la hora de sacar el balón que exhibían Mingo Valencia, Mariano, Luiz Claudio y Toni Afonso intentaba ser copiada por Minhoca, Glauber o Safar que se limitaban a despejar balones. Basti volvió a maravillar con un balón en los pies y dejo sentado en más de una ocasión a Aitor, que intentaba emular sus movimientos. La definición de Jesús y sobre todo de Martin fue definitiva ante la inoperancia de los Néstor y Airam de cara a puerta. Para no abusar del todo, que era lo que estaba pasando sobre el parquet, las glorias galdenses daban minutos a Santi el flaco y Sergio el Maki. Fue peor el remedio que la enfermedad.
En los últimos minutos, el primer equipo intento darle la vuelta al marcador atacando de cinco, pero ni con esas pudieron.
En su defensa ante la derrota, los jugadores en activo esgrimieron argumentos como que solo podían tocar dos veces el balón o se quejaban de agarrones que recibían. Alguno se atrevió a decir que a veces jugaban con uno más. Excusas para no reconocer la valía de las grandes glorias galdenses y de las que recibieron un baño.