En todos lados y en ninguna parte
28/12/2011

Por Manuel Borrego

La afición de la UD Las Palmas no tendrá una opinión concreta de Juan Guerra, el tercer internacional absoluto de Venezuela (tras Socorro y Rondón) que ha defendido la elástica amarilla. Regresa a casa sin haberle descubierto porque no le vio jugar salvo en unos parciales de los encuentros de Copa con el Celta y Liga con el Valladolid; insuficiente a todas luces para tener un juicio concreto de un futbolista que tiene ahora rango internacional.

No hay, pues, objeciones a su labor aunque resulta cuando menos curioso que las convocatorias del segundo equipo de Guerra (léase la selección vinotinto) se han producido una vez revalorizó su nombre con la venida al fútbol español. No obstante, en su día descubrió Miguel Ángel Ramírez que ya Juan Guerra estaba en los planes de César Farías antes de fichar por Las Palmas, en calidad de cedido, y que las gestiones se aceleraron precisamente para evitar una apuesta al alza del jugador, situación en la que el equipo canario tiene poca capacidad para ofertar.

En pocos meses han sucedido muchas cosas en la vida profesional de Guerra pero, sin duda, la que más le hubiese convenido quedó abortada. Nos referimos a convertirse en un futbolista de jerarquía dentro de la Segunda División española, ese primer propósito por el que cruzó el Atlántico el pasado verano. Guerra no lo ha conseguido por dos claras razones. La más importante: porque en la plantilla del conjunto grancanario han aparecido pivotes de un nivel que nadie cuestiona, empezando por el sorprendente Javi Castellano, al margen de los que emergen de filiales (Roque, Hernán, Ale Rivero, ...). A los que añadir los conocidos casos de Vicente Gómez, David González, Sergio, ... una nómina extensa de centrocampistas con capacidad para dobles funciones. Y la segunda: porque el jugador caraqueño ha querido estar en todas partes y finalmente no ha cuajado al completo en ninguna. En Las Palmas no tiene presencia en el equipo titular y en la selección, de momento, es segunda opción.

Quizá esta ruptura de contrato, por frustrante que pueda parecer, se convierta en un paso atrás para un salto hacia el frente. Juan Guerra, cuyas cualidades humanas se apreciaron desde el primer momento en el seno de la plantilla, no deja huellas pero tampoco heridas.

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