Lesma López resuelve una caída de Valerón con la pena máxima y tira al traste el buen trabajo realizado por la UD ante un rival de Primera
Ni el propio Juan Carlos Valerón supo explicar qué ocurrió en el área de la UD Las Palmas en el minuto 46. Tampoco su entrenador Oltra precisó lo ocurrido en la jugada del partido, ni el capitán amarillo David García. Ante la duda, penalti contra los amarillos. "Si se produjera en el área del equipo rival, no se pitaría", dijo convencido el defensa grancanario. Una decisión del colegiado Lesma López certificó la segunda derrota de la UD Las Palmas en el Estadio de Gran Canaria, en un partido en donde las huestes de Juan Manuel Rodríguez no fueron inferiores a las de su colega Oltra. Pero el Deportivo echó mano al oficio de sus hombres y a la aleatoria decisión del colegiado en el momento cumbre del encuentro para ganar por la mínima. Guardado batió a Barbosa y eso fue suficiente para que los tres puntos volaran a La Coruña y con ellos la sensación de que, una jornada más, la justicia le da la espalda al proyecto grancanario.
Fue un encuentro de tú a tú, donde las defensas dominaron sobre los ataques. La de la UD Las Palmas aglutinó piezas en el centro del campo para cortocircuitar las iniciativas del Deportivo; las del conjunto herculino, en cambio, estuvieron muy centradas en los movimientos de Jonathan Viera, Vitolo y Portillo, sabedores que acciones individuales o combinadas de éstos podrían poner el peligro la portería de Aranzubía.
También fue un choque con elementos tácticos muy recalcados, en donde no hubo lugar a la improvisación. Apenas se pudieron contar unas cuantas ocasiones de gol en ambas áreas, disfrutando Ruymán y Quiroga las más jugosas del equipo canario, mientras Lassad (extraordinaria parada de Barbosa) y el disparo en el lanzamiento desde los once metros de Guardado coronaron los avances del conjunto visitante. Poco bagaje para el volúmen de la conquista visitante.
Un empate se habría ajustado a los méritos de unos y otros, pero no ocurrió así. La batalla se desarrolló básicamente en el centro del campo. Valerón movía sus piezas buscando el pase tras la última línea amarilla. No lo consiguió. Las Palmas penetraba por la banda, preferentemente el sector izquierda, para un centro y un remate heróico. Tampoco lo encontró.
Sin embargo, el espectáculo generado por ambas plantillas, al menos en intensidad e intención, era acorde a la expectación despertada por el partido. Tras el gol de Guardado, el Depor escondió el guante y retrasó metros para intentar el despliegue del contragolpe. Fue su único tiro en la segunda parte pero suficiente porque Las Palmas no logró encontrar una ruptura en la trinchera gallega. Un único gol de Portillo fue anulado por fuera de juego, porque el Depor vino con lecciones aprendidas y no permitió concesiones.
Amargo final para el despedir año de la esperanza.