El Gran Canaria consigue una victoria importante y autoritaria en Valladolid (70-89). Los amarillos dan un paso al frente, con el mando firme de Pedro Martínez en el banquillo; y en una jornada en la que Marquez Haynes, con 35 puntos y una valoración de 32, sacó tajada de la peor defensa de la competición española. El conjunto grancanario alcanza su mejor posición en la Liga Endesa, décimo, y continúa su progresiva escalada en la clasificación en busca de la zona noble con el primer triunfo lejos del Centro Insular de Deportes en la presente campaña doméstica.

Pedro Martínez sacó el látigo tras la última derrota en Rusia. El técnico amarillo puso a sus generales en la cancha desde el salto inicial. Savané y Nelson, que volvieron a formar pareja en el juego interior por segunda vez en la competición española en esta temporada, marcaban el camino junto a Bellas, Haynes y Beirán para completar el quinteto en el salto inicial. Su mejor concentración y la floja defensa pucelana les permitía hacerse con las riendas del partido de una manera muy cómoda en un cuarto espectacular en los guarismos ofensivos amarillos (14-30).

Entre los visitantes Haynes era el más beneficiado individualmente de la situación que se presentaba en el Pisuerga. El escolta estadounidense aceptaba el ‘regalo' local en cada acción y con porcentajes brillantes conseguía alcanzar el descanso del encuentro con 25 puntos anotados (3 de 3 en tiros de dos; 5 de 6 en triples y 6 de 8 en tiros libres). La prueba no estaba siendo nada dura para el Gran Canaria. El Valladolid estaba muy alejado de ser el equipo que se jugaba una final por eludir la zona de descenso; su defensa timorata apenas ofrecía resistencia a un Granca que necesitaba reivindicarse en la competición y también en la temporada.

Los pucelanos intentaron, por momentos, arremeter con agresividad defensiva al partido. Pero llegaron tarde en el intento, porque el encuentro, a pesar de tener más de tres cuartos por disputar, estaba prácticamente visto para sentencia. El Gran Canaria sólo tenía que esperar, con tranquilidad, a la solución final ante un rival que intentaba con desesperación un cambio radical en el encuentro que nunca se dio.

Los amarillos demostraron estar muy por encima en su juego; pese a que en el equipo, ni Taurean Green ha contado con la confianza de su entrenador para afrontarlo con minutos en los dos últimos partidos oficiales; ni Alando Tucker ha mostrado estar compenetrado o bien posicionado para convertirse en una ayuda superior a la que ofrecía Román Martínez. El base jugó apenas 4 minutos en Rusia; y en Valladolid, con tres minutos, fue la tercera opción de dirección de juego elegida por Martínez por detrás incluso del cuarto base del equipo, Fabio Santana.

Tucker, por su parte, no estuvo más tiempo en pista. El alero cogió un rebote y cometió una falta. Esos fueron sus datos estadísticos en su tercer partido oficial con los amarillos, en el que no mostró ninguna adaptación al juego de sus compañeros ni un posicionamiento o rol definido dentro del grupo.

Aún así, el Gran Canaria llegó a tener hasta 30 puntos de renta en el marcador (33-63) a cuatro minutos para el final del tercer cuarto. El partido entonces se relajaba de manera extrema en una jornada que marcaba el final de un largo desplazamiento que empezó ocho días atrás con una ruta que les llevó al sur de Rusia. El preocupante bajón de otras ocasiones tenía en esta oportunidad una razón. Se hacía complicado mantener los niveles de adrenalina ante un oponente que huele a Liga LEB si no cambia de manera extrema su juego, pero el Gran Canaria no vio peligrar nunca su primera victoria como visitante en la Liga Endesa, alejándose de las posiciones de descenso y mirando con optimismo la posibilidad de entrar en las cuentas de la Copa del Rey desde la décima posición en la que se situará al término de la duodécima jornada, y que es, por ahora, la mejor clasificación en la presente temporada.

Juan Pedro Borrego