El seminario arbitral de Benidorm acogió la iniciativa que trata de evitar el pacto de tablas entre jugadores
El "Sistema Arranz" para evitar tablas acordadas se debatió en el seminario de árbitros celebrado días pasados en Benidorn. Como era de esperar la propuesta generó un amplio debate sobre los pros y los contras de su aplicación; aunque lo verdaderamente importante de este debate es precisamente que se haya abierto.
Su promotor, Pablo Arranz quedó plenamente satisfecho del resultado inicial de su propuesta, pues se va a seguir profundizando sobre ella para ver la viabilidad de la misma, tal y como es preceptivo en estos casos. Para ello la primera tarea será habilitar el correspondiente programa informático y su accesibilidad para que todos aquellos organizadores de torneos locales a nivel nacional, que deseen ponerlo en práctica, puedan aplicarlo conjuntamente con los sistemas en vigor. A partir de ahí hacer las valoraciones que procedan para ver si es factible o no este método y en función de los resultados obtenidos continuar o no en otras instancias superiores. En cualquier caso es un camino de largo recorrido, ya que cualquier modificación de la normativa requiere un análisis profundo.
Sabido es que existe la Regla de Sofía contra las tablas pactadas; regla muy "sui generis" que da la potestad al árbitro a decidir si una partida es o no tablas, pero con bastantes limitaciones y un componente subjetivo muy alto, ya que los ajedrecistas no pueden comunicarse entre ellos sino a través del árbitro y realizar un número determinado de movimientos antes de solicitar las tablas.
Intentando salvar las "lagunas" y como complemento a la Regla de Sofía se está valorando la Regla de Bilbao, que consiste en puntuar igual que en el fútbol, es decir 3 puntos, 1 punto y 0 puntos según la partida sea ganada, tablas o perdida.
La verdad es que el grado de complejidad es muy alto, sobre todo cuando se tiene que ser justo y evitar que se desvirtúen las competiciones. El planteamiento que hace Arranz no es descabellado, sobre todo si tenemos en cuenta que en una partida de ajedrez bien jugada por ambos contendientes el resultado final es de tablas; entonces por qué penalizar la igualdad real de una forma tan severa como en el caso de la Regla de Bilbao. Una diferencia 0,4 - 0,6 como plantea el árbitro internacional canario quizás sea más justa, por lo que superando las dificultades técnicas, sería más lógico ahondar en torno a esta propuesta.
Un claro ejemplo de que esta mínima diferencia puede ser importante en la clasificación final la encontramos en el último activo de Agaete. Por el método tradicional, sin penalizaciones el tercer clasificado debió ser Daniel Gutiérrez; por el Sistema Arranz ocupó la quinta posición.
Es evidente que buscar el equilibrio es tarea harto complicada, pero de alguna forma hay que "perseguir" la posibilidad de que el resultado se decida fuera de las 64 casillas; por eso se hace necesaria la implicación de todos los que de una forma u otra estén vinculados con el ajedrez, para que, manteniendo viva su esencia, se pueda disfrutar, si se me permite la expresión, de un espectáculo "limpio"...
Higinio Medina