El sistema defensivo amarillo fue un garabato en el Colombino, donde pagó con goles su laxitud y permisividad echando por la borda el partido
La UD Las Palmas ha dado un giro temerario. Durante media hora en Huelva extravió los códigos del éxito que le habían llevado hasta la zona promocionista hace sólo dos jornadas. Fue entonces un conjunto laxo, permisivo y ajeno al grado de tensión que se requiere para sobrevivir en esta segunda categoría. Cedió metros e iniciativa al Recreativo, entregó el balón y cometió un puñado de errores impropios para el fútbol profesional. Cuando despertó de su abducción, que le transportó al pasado de los 71 goles en contra, tenía perdido el encuentro frente al Recreativo con un adverso 3-1 en el marcador y había echado a tierra en esos 30 minutos todas las buenas sensaciones que durante semanas había ofrecido.
Las Palmas mostró sus dos caras en el mismo partido, porque durante la segunda parte fue otro conjunto, absolutamente impregnado en el barro de la competición, impidiendo espacios a su enemigo para inyectar penicilina a una situación que era muy adversa. Su transformación fue radical después de las instrucciones del descanso y de los tres cambios realizados en el intermedio: Roque, David González y Quiroga por Laguardia, Javi Castellano y Vitolo. Con el mismo sistema pero con otra actitud en el terreno de juego, los amarillos hicieron desaparecer al Recre dominante y, en algunas fases, llegaron a intimidar la ventaja local. El gol de Aitor es anecdótico aunque refleja con justicia los méritos de ambos conjuntos en este encuentro.
La derrota, segunda consecutiva, comenzó a fraguarse a los cinco minutos. Corrales rehusa a realizar un despeje evidente para entregar el balón con el pecho a Barbosa. El esférico queda muerto y el grancanario Javi Álamo se anticipa a todos para marcar. Aún estaban los amarillos en estado de narcolepsia tratando de asimilar el primer varapalo cuando llegó el segundo. También el grancanario Álamo se anticipa a Corrales, que eligió mal la zona de marca y dejó que le que ganaran la posición en el área.
El partido estaba embrujado y el Recre le dio un balón de oxígeno a Las Palmas con el tercer error grave de la tarde, esta vez cometido por su portero Manu. El balón le pasa por encima tras un mal cálculo del meta y Sergio remata a placer acortando distancias. Pero era otro espejismo porque la sentencia llegaría a balón parado, en jugada de córner cabeceada por Borda a la media hora.
Las Palmas intentó la gran hazaña tras el descanso. Su mejor jugada acabó en una acción de tiralíneas entre David González, Portillo y Quiroga, con finalización al primer contacto. Pero las restantes aproximaciones amarillas carecieron de peligro suficiente para no regresar de vacía.
Las dos pérdidas en la Península (siete goles en contra en 180 minutos) devuelven a Las Palmas a la zona intermedia de la clasificación. Tendrá que ejercer autocrítica la plantilla para reencontrar a ese equipo que era difícil de batir y que este domingo fue un garabato.