
La UD cae de forma cruel en los Pajaritos, en un partido en donde el Numancia remontó el 1-2 que tenía en contra al inicio de la segunda mitad
La UD Las Palmas sumó su tercera derrota de la forma más cruel: de penalti y cuando apenas quedaba tiempo para la reacción. De alguna manera, el gol definitivo de Julio Álvarez devolvía al marcador cierta lógica si evaluamos el cómputo general de cuanto aconteció en el encuentro, porque el Numancia ha sido el equipo que más ocasiones claras ha generado en las inmediaciones de Barbosa durante el último mes y medio de competición. Y, por momentos, su juego impulsivo ha logrado descodificar a un conjunto grancanario que de forma intermitente se ha parecido más esta tarde al equipo de Jémez que al que ha logrado diseñar Juan Manuel Rodríguez.
La fortaleza soriana se produjo, especialmente, en las jugadas de estrategia donde su rival grancanario ha sufrido más de lo previsto. Los balones los colgaba Julio Álvarez y muchos de ellos se pasearon peligrosamente por el área amarilla. La pizarra no sólo se pone en práctica para sumar puntos, en este caso para restarlos. En ese intercambio de golpes inicial fue el Numancia quien desató las hostilidades. Natalio malogró las primeras ocasiones pero a la media hora, tras arrancar en fuera de juego, colgó el balón en el área pequeña para que su compañero Juanjo rompiera el helado tanteador.
La respuesta canaria fue inmediata. En una combinación por la izquierda, Viera hizo la jugada del empate cediendo el cuero a Vitolo y éste coló el balón en el segundo poste, liberándose de la estirada del portero local. Ese fue el primer guiño de la jornada; apenas sin merecerlo se había restablecido la igualada. Y con una pegada de panzer, los amarillos lograron incluso dominar el marcador cuando Viera enganchó un obús a las redes de Eduardo. Con poco, todo el botín era amarillo, pero también con poco el partido dio un giro definitivo tres minutos después.
La acción de estrategia del 2-2 se realiza en un escenario de movimiento conjuntados, que permiten a Nano cabecear de manera limpia a las redes de Barbosa. Pero esta vez Las Palmas se quedó sin oxígeno y, salvo un gran disparo de Sergio a la madera, se vio forzada a atrincherarse para proteger el punto que aún le quedaba. El empate parecía bueno pero apareció Nagore, cargado de años pero fresco de ideas. En el uno contra uno resuelve la salida de Barbosa con una vaselina que, tras golpear en el larguero, aborta Javi Guerrero con la mano.
Penalti, expulsión y el gol de la derrota. Un golpe duro y sin tiempo para la reacción.