Juan Manuel Rodríguez corrigió una situación táctica del venezolano en la fase determinante del encuentro
El 29 de octubre de 2011 lo recordará Juan Guerra con varias sensaciones distintas. De una parte, apreciar el calor de los aficionados grancanarios al verle por primera vez en la Liga (ya jugó en la eliminatoria copera frente al Celta) con la elástica amarilla, en el Estadio de Gran Canaria como escenario. Fue feliz con la victoria del equipo, hecho que completaba una semana intensa en la que por tercera vez había sido convocado por la selección absoluta de Venezuela.
Pero pasados quince minutos después de saltar al campo, el centrocampista cedido por el Caracas cometió un error en el pase que generó un rápido contragolpe del Valladolid. Instantes después Juan Manuel le llamó a la banda y allí, en las inmediaciones del banquillo, el técnico le realizó un recordatorio intensivo sobre sus funciones y su misión en el campo.
Al fin y al cabo se trataba del primer encuentro en la Liga Profesional de un jugador que está en pleno ascenso y del que Juan Manuel observó recientemente que "quiere estar en muchos sitios a la vez". El problema es que la UD necesita a un Juan Guerra en plena expansión de aciertos porque en esta Liga española un error, aunque pueda parecer leve, es una concesión que puede echar por tierra el trabajo de toda una semana. Ese fallo, sin embargo, sí lo cometió el Valladolid en la jugada ensayada que Viera transformó en oro.
La otra 'cara nueva' de la jornada fue la del capitán David García, que disfrutó intensamente en el banquillo de esta victoria. Sus compañeros se la dedicaron, empezando por el autor del gol.