El comportamiento de la UD Las Palmas como equipo sigue su progresión: este miércoles logró reconciliarse con el triunfo en casa con motivo de la 'apertura' de la Liga -partido correspondiente a la primera jornada, atrasado por la huelga de futbolistas-, manejando las dos facetas del juego que imperan en la Segunda División española: sobriedad defensiva y precisión en las escasas pero diáfanas ocasiones de gol dispuestas. Fue el triunfo ante el Alcorcón el homenaje a la efectividad que buscaba desde hacía semanas Juan Manuel Rodríguez, no ya por la puntería expresada por el dúo de arietes Quiroga-Portillo sino porque los dominios de Mariano Barbosa se cerraron esta vez intactos, sin pasar apuros reales durante los 93 minutos disputados.

El grado de combatividad que encontró el entrenador grancanario en las piezas utilizadas en el partido fue muy elevado. Portillo alcanzó en varias ocasiones el área local para recuperar balones y ponerlos en marcha en dirección opuesta. Roque, Viera y Vitolo se desgastaron no sólo en avanzar metros sino en sabotear cada una de las iniciativas madrileñas. Javi Castellano se cruzó en el camino en cuantas oportunidades fueron necesarias para unir los cables pelados positivo y negativo, cortocircuitando al adversario. Y la última línea de zagueros sólo permitió que el Alcorcón observara a Barbosa desde la distancia, sin opciones para vulnerarle.

El conjunto visitante pudo disfrutar incluso de minutos con el balón en sus botas, pero cuando Las Palmas encontró las bandas se produjo la definición de la victoria, aunque para ello tardara media hora en definir los pasillos hacia donde encontrar los puestos de sus francotiradores. El cambio de mano del encuentro fue inmediato después de que Vitolo ganara la línea de fondo y sirviera a Quiroga en el 1-0. En ese momento, el Alcorcón calibró la precisión del equipo que tenía enfrente, que cerró el partido antes del descanso con un gol de 'nueve' puro obra de Portillo. El espacio entre los centrales fue el conducto por el que alcanzó el área y, sin titubear, puso el balón lejos de la vista de Manu Herrera.

La pegada grancanaria esta noche fue de 'nocaut' y aunque tuvo enfrente a un rival que se empeñó en reducir distancias sin bajar los brazos, Las Palmas no mostró fisuras en su sistema de contención y se sintió solvente no sólo para garantizar el 2-0 sino para ampliarlo con el despliegue del contragolpe. Incluso con los detalles mágicos de Jonathan Viera firmando jugadas de habilidad que, sin embargo, no se tradujeron en nuevas rentas.

La victoria, 53 días después de aquel 1-0 al Alcoyano, deja a la UD a las puertas de la promoción, también despeja dudas y plantea un panorama interesante. Su próxima cita es contra otro de los candidatos teóricos, el Real Valladolid, al que recibirá con una hoja de ruta definida que anoche recibió justa recompensa.

Manuel Borrego