Jornada 10: Justicia en casa del 'tacañón' (1-1)
23/10/2011

Víctor Laguardia se disfraza de delantero para firmar el empate que había merecido la UD Las Palmas frente a un rácano Almería

Moría el partido. Y con la última jugada el Almería se atrincheró para proteger la renta que le había facilitado el gol de Aleix Vidal en la primera escena del segundo tiempo. Racanería y efectividad habían ido al altar en otra exhibición con el sello de los equipos de Lucas Alcaraz. Moría el partido y la tropa de Juan Manuel Rodríguez tenía motivos para desesperarse y regresar abochornada. Habían cubierto la primera parte del contrato con el que acudió al estadio de los Juegos del Mediterráneo: taponar a un rodado conjunto, desplegar efectivos hasta donde alcanzara tras la dura batalla en el centro del campo y buscar la posibilidad de un gol heroico. Y, en realidad, Las Palmas era víctima de otra conjura maléfica. Sus méritos no tenían reflejo proporcional en el cruel tanteador porque los escasos accesos ofensivos del Almería habían avanzado un poco más que los acumulados por su rival canario. Moría el partido y apareció Víctor Laguardia; el defensa que hizo de delantero. En la última jugada -una falta en el centro del campo lanzada a las profundidades por Jonathan Viera- el zaguero aragonés controló el balón con el muslo y se giró para enviarlo al fondo de la portería de Esteban. Y hacer justicia.

La prueba de Almería también la salvan los amarillos no sólo por el marcador tan valioso, que realza el trabajo realizado durante los 93 minutos de juego, sino por la manera con la que esta UD en proceso emergente logró tutear a otro de los candidatos teóricos al ascenso. En el cuerpo a cuerpo el equipo grancanario se fajó con personalidad, embarrándose hasta la cintura como le proponía el Almería. Tuvo problemas, eso sí, con la verticalidad e intención de los laterales andaluces Michel -por la derecha- y Dani Bautista -en el lado opuesto-. Fueron estos los que cargaron el juego del candidato, llevando algunos balones -en especial durante la primera parte- hasta la línea de fondo. Fueron centros peligrosos que siempre encontraron a una ordenada defensa canaria. Salvo en la jugada del 1-0 donde la acción de Bautista la culminó Aleix Vidal, con un remate en el segundo poste al que no llegó Barbosa.

La respuesta de Las Palmas no fue la de un equipo pequeño; al contrario. Al minuto Vicente Gómez estrelló un zurdazo en el poste. Mereció ya la sintonía del gol. Y durante muchos minutos se produjeron aproximaciones de interés hacia los dominios del veterano Esteban. Pero siempre aparecía un rebote en un jugador local, una última pierna que abortara el pase, una cabeza ... hasta que llegó Laguardia y dijo ¡basta!.

Este punto tiene sabor a combate, a sacrificio, a volver a levantarse ante la adversidad, a regresar a casa con la ropa impregnada de grasa ... Deja en el paladar la sensación de que Las Palmas es un rival incómodo que, de mantener esta entrega, tiene mucho espacio para progresar en el campeonato. Se disfrazó de equipo de Segunda División para obtener un resultado que, unido al de Vigo, genera nuevas expectativas. Este empate le sirve de inyección ante los cuatro días de oro que se aproximan contra Alcorcón y Valladolid, ambos en el Gran Canaria.

Manuel Borrego

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