
José Miguel Díaz, abonado de la UD en Grada Curva, cubre su armario con camisetas originales de los jugadores profesionales regaladas por los propios futbolistas
"Con motivo de una visita del Real Madrid al Estadio Insular me atreví a recoger una camiseta que había abandonado Morientes, en un gesto de enfado", nos dice el aficionado amarillo José Miguel Díaz (22 de marzo de 1981, Las Palmas de Gran Canaria). "Bajé de la grada, la recogí y me la llevé. Pero cometí el error de regalarla a un amigo y no conservarla. Ahora estoy muy arrepentido de no haberla conservado como merecía". Ahora, dice, porque desde hace tres años a Chemy le mordió el gusanillo del coleccionismo. Desde entonces recauda en el Estadio de Gran Canaria o donde quiera que acude camisetas originales de los futbolistas profesionales que va añadiendo a su armario. "Las tengo todas colocaditas, limpias. Voy por ciencuenta pero ya no puedo parar".
Detrás de cada entrega hay horas de trabajo y mecanismos de persuasión que ha de poner en marcha para acercarse a los futbolistas si quiere incrementar su vestuario multicolor. Davinia, su esposa, sonríe mientras Chemy va desplegando sobre el césped del Parque Juan Pablo II parte de su ajuar deportivo. "Esta, la más pequeñita, me la dio Jonathan Viera. Es una talla 's'. Pequeñita, pero dentro de poco tendrá un valor incalculable", añade. Sin embargo Chemy no tiene intenciones de vender porque "un coleccionista no vende. Me gusta mirarlas aunque sé que de momento sólo estoy en el comienzo. Tengo aliados", añade. "Quizá algún jugador de Las Palmas me ayude a incrementar la colección intercambiando con otros equipos. Por ejemplo, ésta otra", prosigue. "Me la entregó Miguel García. Tengo un especial cariño a esta prenda porque ese día marcó dos goles: uno en propia puerta. Por cierto, también me llevé el balón ... que cayó en la grada".
La superficie de césped se va llenando de colorido. Del Barcelona, del Atlético, del Albacete, Vecindario, del Betis, ... "ufff: de David Silva y de David Villa, ambas cuando jugaban con el Valencia. Esta otra de Kiko Narváez la conseguí porque era de Sergio Marrero que a su vez se la entregó a un amigo y éste a mí. Intentaron comprármela, pero ya saben: no vendo". Sigue su muestrario hasta que llega a una camiseta de paseo del Deportivo: "pero es un polo de la Champions, me la dio Valerón".
La táctica que emplea Chemy Díaz está basada en la insistencia. "Voy al hotel de concentración y allí contacto con los jugadores. No me conocen pero soy persistente. Me gustaría conseguir la de Iniesta y la de Messi, porque también soy barcelonista". En su casa de El Fondillo conserva otras prendas deportivas como alguna chaqueta y hasta una corbata de Guardiola. "Hombre: también te llevas decepciones. Me encontré con el Loco Abreu y, después de insistirle, acabó regalándome las medias. También las conservo, pero en el sitio que se merece".
Chemy Díaz, con parte de su colección (C. Torres)