Jorge deja paso a 'otros Jorges' once años después de convertirse en el primer jugador en la historia de la UD Las Palmas que debuta el día de un ascenso a la Primera División
La Unión Deportiva Las Palmas ha hecho brotar las lágrimas de Jorge en más de una ocasión. Le ocurrió hace once años cuando Sergio Kresic tuvo el último detallazo del milenio. Aquel chico que despuntaba en filiales salió al campo sustituyendo a Ramón para gozar de una experiencia insólita en el fútbol grancanario: ser el primer debutante que salía a escena el día de un ascenso a la Primera División. ¡Qué lujazo!. Aquel llanto fue de alegría, pero no los siguientes. En 2002 salió del estadio de Anoeta triste, junto a toda la tropa de Fernando Vázquez que perdía la máxima categoría en la última jornada. Meses después se le hizo un nudo en la garganta cuando fue objeto de un traspaso al Atlético de Madrid, dejando atrás el escudo de sus amores para enlazarse con otro club que sabe acumular sus penas como nadie.
Las últimas lágrimas de Jorge no las pudo contener el pasado sábado al concluir el último de los 152 encuentros oficiales con la elástica amarilla. Ha sido como si su vida se rompiera definitivamente en dos porque, aunque él quería seguir, el club cerraba las puertas porque vienen otros Jorges en el camino. La misma experiencia que sintieron ilustres jugadores veteranos que vieron llegar a aquel estilete delgado, que fintaba con soltura, de gran zancada y velocidad, vuelo directo al área y disparo atrevido notaron que tenían que dejar el testigo como él hace ahora.
Jorge se va después de firmar su más corta participación en una temporada dentro del club. Se va tras lucir el mítico diez en su espalda (un número que no da suerte a sus dos últimos portadores), pero se va obligando a la afición de la UD Las Palmas a cerrar los ojos y verle disfrutando de aquellos días de gloria. Se va Jorge, pero no su recuerdo.