“Soy como los pioneros que llegaron a América y seguían hacia el Oeste para ver qué había detrás de cada montaña", afirma. A los 74 años de edad, su jubilación como meteorólogo profesional no le pone barreras al deporte: es el más veterano tirador con arco del club grancanario SEO
"Los americanos no tienen cultura, sólo malas costumbres". A Richard Kolyer (10 de febrero de 1937, nacido en Nyack en el estado de Nueva York) le quedó grabado a fuego aquella frase del Primer Ministro Británico, Winston Chuchill, que aún hoy la subraya como una afirmación certera. Desde joven sintió la llamada de la aventura para conocer el mundo, para saber cómo eran los hombres y sus hábitos más allá de la línea del horizonte porque su espíritu requería ensamblarse con otros pobladores del Planeta. A lo largo de una extensa vida, Richard no ha perdido la sensación de convertirse todos los días en "un pionero. Soy como aquellos primeros conquistadores de América que se dirigían hacia el Oeste porque querían saber qué había detrás de cada montaña". Es el leitmotiv de un hombre que transmite una gran energía positiva en el perímetro donde se desenvuelve.A los 74 años de edad, disfruta de una jubilación plácida en Gran Canaria, acompañado de su esposa María Teresa Ortego Lorenzo (natural de Las Palmas de Gran Canaria), "de Vegueta" apunta, y con el resto de los sentidos atentos a sus hijos: "Richard vive cerca de San Francisco y trabaja para la NASA mientras Carmen María es enfermera y residente en Texas. Mis seis nietos están también en los Estados Unidos. Mi felicidad es completa". Pero Richard no ha parado, busca en la actividad física otras aventuras. Es un deportista habitual en diversas disciplinas. Acude al Centro deportivo de Las Rehoyas para practicar la natación o gimnasia, pero "si la marea está baja, voy a nadar a Las Canteras", señala. Y completa su agenda con la práctica del tiro con arco, en El Zardo, como el integrante más veterano del club SEO. Sigue, pues, al pie de la letra otra de las teorías de Míster Churchill: "Las actitudes son más importantes que las aptitudes".
AGIL DE CUERPO Y MENTE.
No existen fronteras para el deporte. "El tiro con arco me mantiene activo", expresa Richard. "Me ventila la mente. Además, he conseguido integrarme en un ambiente fantástico, de camaradería. Vengo tres veces en semana y la distancia en la que me entreno es a 18 metros de la diana. Para mí este es un complemento muy especial en mi vida, me mantiene ágil mental y físicamente. La barriguita que tengo es por culpa del jamón de jabugo, de mi último viaje", añade con sana sorna.
El señor Kolyer llegó al tiro con arco de forma casual. "Hace seis años, durante una visita de mi nieto Alex, busqué algo para que disfrutara del verano en la isla. Encontré al club SEO en un anuncio del periódico. Y, tras el regreso de mi familia a Estados Unidos, fui yo quien se quedó en el club realizando este deporte. En realidad", continúa, "ya lo había practicado cuando tenía catorce o quince años, pues nací en el campo. Teníamos vacas y caballos en nuestra finca, donde también cazaba. Sólo una vez derribé a un ciervo con una flecha, fue mi única pieza en el bosque. Y al volver ahora aquí me he encontrado con las mismas sensaciones de entonces. El tiro con arco logra que me concentre, que me relaje y que conozca a gente muy especial".
BODA EN EL VALLE DE LOS CAÍDOS.
La vida profesional de Richard Kolyer ha sido también intensa. "Mi primer viaje desde Estados Unidos fue a España. Tenía veinte años y me desplacé en un avión cuatrimotor hasta Torrejón de Ardoz, vía Azores. Estaba en el ejército". Míster Kolyer aprovechó su periplo militar para especializarse en meteorología, la profesión que desarrolló hasta su jubilación. Trabajó en North Carolina, Texas, Maryland, Turquía, Egipto, Groenlandia, ... e incluso Vietnam, en la difícil década de los sesenta: "No participé en la guerra. Mi misión era otra, yo la considero un año de vacaciones. He conocido muchos lugares del Mundo, muy bellos", continúa. "Pero reconozco que España me cautivó casi desde el primer momento. En Madrid fue además donde conocí a mi esposa canaria. Nuestra boda fue curiosa porque nos casamos en el Valle de los Caídos. Fuimos una de las tres parejas en la historia que firmaron su matrimonio en este sitio. Ocurrió en 1960, dos años después de mi llegada".
INSTRUCTOR DE RAPACES.
Comenta Richard Kolyer que en Torrejón de Ardoz tuvo la oportunidad de conocer al biólogo y naturista Félix Rodríguez de la Fuente, en la etapa que se había puesto en marcha la denominada ‘operación baharí', consistente en el control de las aves en los aeródromos mediante la intervención de las rapaces. Su pasión fue tal que "cuando estuve viviendo en Turquía, durante cuatro años, tenía mis propios halcones en casa. He de aclarar que, salvo en Las Palmas, nunca he residido en una ciudad. La cetrería me encanta, porque es una actividad que se ha de practicar a diario para que las aves estén en plena forma. Y son las aves activan a las personas. Llegué a tener cinco rapaces".
Su vida sigue aún hoy plagada de retos: "tengo muchas cosas que me apetecen hacer. Una de ellas es cruzar en barco el Atlántico hasta Estados Unidos. Nunca lo he hecho. Quizá algún día". Ese día sentará en su regazo a los nietos para poderles contar sus 'batallas', algo que no está dispuestó a tener fin.
SEGUNDOS DE SOL. "En Groenlandia viví experiencias inolvidables. Las tormentas de nieve fueron impresionantes, el viento te podría arrastrar en ocasiones. Y el primer día de sol del año, tras la oscuridad de seis meses, fue memorable. Una hebra de luz apareció sólo unos segundos detrás de las montañas. Luego, día a día, aumentaba su duración"
LA VUELTA AL GRAN CAÑON. "Uno de los lugares que más me ha impresionado es el Gran Cañón del Río Colorado. Si la teoría religiosa es que Dios hizo el mundo en siete días, allí tuvo que emplear unos tractores extraordinarios. Me gustaría volver a verlo ahora que han hecho unos miradores cuyo suelo es de cristal".
EXPERIENCIA COMPOSTELANA. "Me marcó el Camino a Santiago de Compostela. Tuvo un final hermoso porque es una ciudad muy bella. Impacta la entrada a la catedral. España es un país magnífico que he recorrido y disfrutado con sumo placer durante todos estos años".
EL CAMBIO CLIMÁTICO. "El cambio climático es seguro, porque la Tierra siempre está en constante evolución. No creo en las teorías catastrofistas pero sí es verdad que la influencia del hombre es importante aunque no decisiva. El cambio tiene una base cíclica".
Por Manuel Borrego