
* En 1972 la nadadora de la UD Las Palmas era la reina de su deporte en España, pero de forma inexplicable e injusta la Federación la excluyó de la lista definitiva para los JJOO de Munich
1972 fue año olímpico con valiosos acontecimientos deportivos. Paquito Fernández Ochoa logró en Sapporo, Japón, la primera medalla de oro olímpica de Invierno del deporte español. El nadador Mark Spitz fue el rey de los Juegos de Verano celebrados en Munich, con sus siete medallas de oro. Y la gimnasta rusa Olga Korbut enamoró al mundo con sus exhibiciones y siete preseas doradas. Un atentado terrorista palestino, sin embargo, lo ensombreció todo con la muerte de nueve atletas de Israel tras sus secuestros.
1972 fue también el año en que la UD Las Palmas firmó en Europa su más radiante participación, al ganar 4-0 al Torino y eliminarlo en el Estadio Insular. Ocurría apenas un mes antes de que la Selección Absoluta de España jugara su primer encuentro en Canarias, frente a Yugoslavia, en el mismo escenario. El equipo juvenil de la UD Las Palmas también había sido protagonista ese año, al conquistar el título de España en la célebre final disputada en el Santiago Bernabéu al Real Madrid.

Y fue también un gran año para la natación femenina de Gran Canaria y, en concreto, de la sección de la UD Las Palmas al lograr el título nacional de invierno por equipos en Granollers y, más tarde, el segundo puesto en los LXII Campeonatos de España de verano, celebrado en el CN Metropole. Ese conjunto lo integraban Lucía Sánchez, Eduvigis Martín, Nuria Brisson, Teresa Devesa, Lourdes Auyanet y Margaret Hefti, las seis magníficas dirigidas por Miguel Torres.
Ellas fueron las grandes protagonistas del ciclo brillante, aunque fue Hefti la que en 1972 estuvo bajo el foco individual con una esplendorosa actuación. Margaret Hefti Kullmann (5 de julio de 1954, Las Palmas de Gran Canaria) descubrió pronto que había nacido para volar en el agua. Era hija de un conocido empresario de la capital grancanaria, André Hefti, amante del tenis y piloto en las primeras carreras de automovilismo. Su madre, Hildegard, también era apasionada deportista que llegó a ser finalista al trofeo de Mejor Deportista de Las Palmas por su notable actividad tenística. En casa se hablaba de deporte a todas horas y, cómo no, de todo lo que estaba relacionado con el amarillo de sus colores.
La natación fue el escenario donde los niños Hefti desarrollaron sus trayectorias deportivas. Margaret siguió los pasos de su hermano Andrés. Primero se forjaron en el CN Metropole y después en la sección de natación de la UD Las Palmas. Margaret era menudita, con un impecable y llamativo pelo rubio para la época. Era un auténtico pez capaz de dominar todas las disciplinas natatorias y casi todas las distancias, aunque “lo que más me gustaba era la mariposa”.
Con un impecable estilo la Hefti -así la conocían sus compañeras- se fue haciendo un hueco en las abundantes competiciones locales y regionales. Acabaría convirtiéndose en una protagonista estelar a nivel nacional con sus 4 medallas de oro, 7 de plata y 10 de bronce a nivel absoluto que decoran su currículo personal.
La decisión más injusta
En 1972 estaba Margaret en una cima personal. Había recibido junto a Santiago Ojeda el trofeo a Mejor Deportista de Las Palmas y esperaba con interés la convocatoria de la selección nacional absoluta. El objetivo: acudir a los Juegos Olímpicos de Munich. Lo acreditaban sus récords y títulos nacionales, pero fue objeto de una de las decisiones más injustas que se recuerdan en el deporte isleño: “Estaba segura de que me iban a convocar para acudir a mis primeros Juegos. Tenía mucha ilusión …”. Pero ocurrió lo impredecible, con un argumento inexplicable que quedará en los baúles oscuros de la época.
Margaret, pasados los años, no tiene razonamiento sobre el por qué su nombre no estaba en la lista de la Selección Española: “Nadie me explicó el por qué”, ni siquiera en el club al que pertenecía supieron decirle. “Mis padres eran franceses, con nacionalidad suiza también”, matiza sobre sus orígenes. Esa ausencia todavía quedó envuelta en mayor misterio cuando recibió una postal desde Alemania, firmada por el presidente de la Federación Española de Natación. “Me trasladó palabras de ánimo y admitió que se había cometido una injusticia conmigo”. “Siento que Margaret no estés aquí y espero que pronto demuestre la injusticia de tu eliminación”, decía la misiva postal.
No era la primera vez que le había ocurrido un hecho así. Por razones también desconocidas, siendo poseedora de los récords nacionales de 200 y 400 metros libres femenino, Hefti no recibió la citación un año antes para los Juegos del Mediterráneos, celebrados en Turquía. Pero tampoco la de Munich fue la última de sus decepciones, porque “tenía la esperanza de que Suiza me convocara para los Juegos Olímpicos de Montreal (1976). De igual forma, cuatro años después volvió a ocurrir lo mismo”, sin explicaciones también.
La niña que volaba en el agua, tan admirada en su tierra isleña, no pudo expresar a nivel internacional el potencial deportivo que atesoraba. Le faltó verse en los Juegos, entre las mejores del planeta. Pero aquellas decisiones no lograron divorciarla de la natación, el deporte que ama hasta la eternidad y con el que logró ser titular mediático de su época. Las hemerotecas son insobornables.
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Un equipazo que marcó época
El equipo de natación femenino de la UD Las Palmas se reencontró con motivo de la presentación del libro 'La Otra UD', editado por la Fundación del club amarillo y presentado en el programa de actos del 75 aniversario de la entidad. Ellas son Lourdes Auyanet, Teresa Devesa, Margaret Hefti, Eduvigis Martín, Nurisa Brisson y Juan Sánchez, hermano de Lucía -q.e.p.d.-. Un equipazo que marcó época.
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