OPINIÓN

En el último ascenso de la UD Las Palmas, en 2023, la imagen del partido de autos es la de un portero (Álvaro Valles) firmando la gran parada del día que podría haber cambiado de mano a Primera División, para el Alavés. Asier Villalibre aún soñará con aquella jugada. Contrasta ese momento con el de 2015 en el mismo escenario y portería: El gol de Araujo al Zaragoza es el icono de aquel otro gran momento.
Eso tiene la Segunda División, la competición más democrática del fútbol español, donde todos son candidatos a cualquier destino y cualquier herramienta de juego es válida si se instala correctamente.
A estas alturas de la actual Liga tienen los aficionados de la UD Las Palmas argumentos suficientes para estar ilusionados con la moderación propia del prudente. Una colección de indicadores futbolísticos, empezando por la cosecha de los 23 puntos, señalan al equipo de García Fernández en el camino correcto. Ya está casi en el ecuador de los puntos necesarios para el objetivo inicial, la permanencia, y puede tener la sensación de que tendría luego espacio suficiente para soñar a lo más grande a través de una de las dos vías posibles.
De todos esos datos que sigue acumulando, queremos subrayar cuatro registros relacionados con el auténtico potencial que hace a la UD de García Fernández el equipo diferente de los 22 competidores:
* Es el menos goleado de toda la Liga Profesional española (8)
* Es el equipo que menos disparos a puerta -entre los tres postes- ha recibido (29)
* Y Dinko Horkas es el portero que menos veces ha tenido que intervenir en Segunda División (21 paradas)
* Ninguno de sus 13 rivales ya conocidos ha logrado anotar más de un gol en la portería grancanaria
A ellos habría que unir las cinco porterías a cero que ya tienen en su cosecha los futbolistas grancanarios. Todo ello ha sido posible con el porcentaje más alto de posesión (57.6%) del campeonato, epicentro argumental de todo el contenido defensivo.
Las Palmas es hoy un dolor de cabeza para los entrenadores rivales. Porque, además, no abandona los otros conceptos de juego que están asociados al talento y al buen gusto general con el balón.
Lo que no muestran las estadísticas es que todo ello se está realizando con un bloque general que en 13 partidos no ha hecho más que conocerse entre sí. Horkas, Marvin, Barcia, Mármol y Clemente formarían el quinteto más utilizado en retaguardia. Amatucci y Loiodice, el dúo pivotes más habitual, con Gil, Fuster, García y Lukovic en lo más utilizado para el ataque. De todos ellos es el galo quien podría explicar cómo fue el éxito de 2023 porque es el único que lo conoció en primera persona.
Por supuesto, hay más protagonistas en el equipo con presencia muy importante ahora y en lo que resta; pero un once de memoria ya se podría recitar con sus posibles variaciones. Luis García está logrando estabilizar una sólida idea, construir un bloque y edificar el castillo de una ilusión. Son los tres factores que con los resultados se habla del trabajo táctico, del compromiso colectivo y de la moral del grupo. Y hasta el final del camino solo podremos decirlo en gerundio.



