La UD Las Palmas logró en Córdoba algo muy importante: Convertir en puntos las buenas sensaciones. Y de un plumazo también borró el ambiente de cierto derrotismo que rodeaba a un equipo que durante 2025 había dejado pocas alegrías.

“No olviden que solo hemos jugado la jornada 2” recordó con acierto esta semana el zaguero velocista Enrique Clemente, uno de los grandes protagonistas del triunfo en el Nuevo Arcángel. 

La ratificación de esa línea de trabajo la va a examinar el Málaga en el Estadio de Gran Canaria, en un encuentro de mucho interés porque hay más de 23.000 aficionados-abonados que se han ilusionado y porque el propio conjunto de García Fernández quiere más.

Es probable que Sergio Pellicer y sus asistentes tomaran nota del riesgo que actualmente supone jugar contra los amarillos dejando muchos metros entre el portero y la última línea de zagueros. Pero no es menos cierto que el Málaga es el segundo de los conjuntos con mayor porcentaje de posesión en los dos primeros partidos (60,8) y por inclinación natural querrá reiterarla en tan importante escenario.

El estado de forma de los jugadores grancanarios invita al optimismo; sobre todo por el grado de confianza con el que están desarrollando los planes de juego. Es probable que García Fernández pueda repetir el grueso del once que ganó la pasada semana y que los relevos de banquillo, que tan buen rendimiento ofrecieron en Córdoba, también estén en su mente.

Las Palmas tiene muchos retos, empezando por la victoria y entregar una alegría en casa. La portería a cero aún es un debe, así como el mejorar su juego combinado y las dos estrategias. Pero lo primero, es lo primero: Ganar y seguir colocando nubes de algodón en el cielo de sus aficionados.