Al menos así lo ha expresado el entrenador Luis Carrión apenas 24 horas antes de recibir al equipo más laureado del fútbol continental: “No nos sentimos pequeños ante nadie”, dijo.

La frase está acorde con lo que precisamente ocurrió la pasada temporada en este mismo cruce de Primera División. Las Palmas logró incomodar tanto al Real Madrid que la sorpresa estuvo a punto de fraguar. Pero en el último fotograma del partido, la imagen de la alegría cambió de campo.

La frase de Carrión está muy bien y habrá que ponerla en práctica, hacer saber a los de Carlo Ancelotti que el fútbol de los amarillos no es brisa sin aire, que tiene más contenido de lo que se ha visto hasta el momento. 

Por instantes ante el Sevilla y en la primera parte frente al Leganés, los futbolistas de la UD fueron los que dictaron y pudieron definir los encuentros. Su balance de 1 punto de 6 posibles no refleja con precisión los méritos acumulados.

Pero un partido frente al Real Madrid, que llega al Gran Canaria con todas sus más luminosas estrellas salvo Bellingham, no permitiría ausencias o licencias temporales de los amarillos. Requiere un 200% en todos los aspectos del juego, tanto para atacar como para contener las piernas de Mbappé, las habilidades de Vinicius o la astucia del joven Endrick. Y aún así tiene más argumentos Ancelotti como para arrebatar la tranquilidad al meta Cillessen. Al margen de ello, los visitantes saben que su principal rival en la Liga ha copado todos los puntos ya disputados.

Pero no hay tratado de lo imposible en el fútbol. Y por eso esa brisa que espera el tiburón blanco pueda convertirse en un tifón amarillo. Eso solo está en las botas de los jugadores que actúen en la primera gran cita de la temporada del 75 aniversario.