En los albores de la Liga 2025-26 solo se puede hablar de sensaciones, porque queda mucho por resolver. Las que va dejando Enrique Clemente ahora con García Fernández son espléndidas, confirmando que la apuesta del club por él ha sido paciente y viceversa.

A estas alturas quizá ya no se recuerde bien que Clemente era uno de los valores más importantes de la cantera del Real Zaragoza, internacional incluso con la sub21 de España en la etapa del club maño. Las Palmas firmó su traspaso en la temporada 2022-23, con García Pimienta, en la que el zurdo aragonés tuvo un papel complementario con 14 partidos. Pero participó con sus compañeros del ascenso a la Primera División.

En los dos siguientes años, ya en la máxima categoría, Enrique Clemente asumió cesiones en Racing de Ferrol y en el propio Zaragoza, ganando experiencia y maduración en la siempre competitiva Segunda División española. Porque en los proyectos amarillos de Primera no entró en combinaciones para Pimienta o Luis Carrión más tarde.

Con estos antecedentes, Clemente ha regresado al conjunto amarillo con hechuras de futbolista tan curtido que su titularidad no la ha puesto en duda García Fernández. Y, además, con la responsabilidad de ocupar una de las dos plazas centrales de la defensa, llevando a Mika Mármol al lateral izquierdo.

El estado de forma inicial del campeonato de Clemente brinda un potencial futbolístico que no había conocido la afición de la UD Las Palmas en sus anteriores ciclos. Esta tercera bala la quiere aprovechar el futbolista zaragozano que, de momento, ha dejado la imagen de uno de los mejores goles del equipo amarillo en las últimas temporadas. La potencia, velocidad, determinación y precisión en cada movimiento ilustran el estado de gracia que puede alcanzar un jugador cuando desayuna grandes dosis de confianza cada día.

En el Nuevo Arcángel, dos goles amarillos llevan su firma. El primero, al evitarlo nada más empezar tras el error de Dinko Horkas. Y el segundo, poniendo una guinda a la actuación de la UD con un memorable 0-3.