
* El Flaco revive su participación en la Copa Federación ganada por el filial y relata las tres claves de aquella conquista tan significada en el club grancanario
El de 1995 fue el primer éxito de una larga producción futbolística como la de Juan Carlos Valerón. Quizá por ello el Flaco estaba emocionado al reencontrarse con sus compañeros de Las Palmas Atlético, aquellos con los que paladeó el sabor del éxito en la Copa Federación siendo jugador filial grancanario.
Juan Carlos ya era un futbolista notable. Cuentan que Ángel María Villar, entonces presidente de la RFEF, quedó deslumbrado al descubrir su juego el día de la final de Balaguer el 29 de junio de 1995. Al entregar la Copa al capitán amarillo (Pedro Cruz) Villar comentó que había visto en el partido a un jugador que iba a marcar época en España en los años venideros: Valerón.
Aquel pronóstico se cumplió y él mismo, como máximo responsable federativo, pudo disfrutar de las inolvidables jugadas del genio de Arguineguín. Juan Carlos, 30 años después, sigue siendo el mismo en esencia. Quizá por ello disfrutó en La Marinera a lo grande entre sus eternos hermanos, aunque apenado de que Manuel Pablo García no pudiera acudir a la cita por cuestiones personales.
“Sí. Ese fue mi primer título. Y también cada uno de los futbolistas de la plantilla de Las Palmas Atlético sentimos que habíamos logrado algo importante”, relata a los lectores de Tinta Amarilla al recordar aquellos días. “Tengo un cariño muy grande a ese año también. Recuerdo que en esa época el juvenil de la UD y Las Palmas Atlético estábamos muy unidos. Entrenábamos juntos, en el mismo campo y muchas veces a la misma hora. Nos preparábamos en el campo de tierra de Barranco Seco; durante mucho tiempo fuimos un equipo mezclado, … con Paco Santana, con Manolo Marrero y otros técnicos”.
Lo define como “un ambiente de unidad, de familia”. Ese contexto “increíble” forjó que Las Palmas Atlético se nutriera de un gran fútbol y de una solidaridad entre sus componentes en la temporada 1994-95, la del título de la RFEF. “Esto que comento es importante, porque fue una de las fortalezas del grupo. Ganar la Copa Federación fue la consecuencia de muchas cosas bien hechas” y la producción “de un grupo extraordinario de jugadores que tenía un gran porvenir. Por eso estamos ahora aquí, tantos años después, celebrando lo que conseguimos”.
Un equipo muy completo
“Estoy de acuerdo con Guillermo Hernández. Ese filial era un equipo muy bien realizado en todas las líneas, donde había jugadores de diferentes características. Todos eran complementarios”, afirma en su revisión de la plantilla. “Una de las claves de ese año fue la decisión del míster de cambiar el sistema. Al jugar con tres centrales nos hizo ser un equipo muy contundente a nivel defensivo. Los rivales tenían dificultad para superarnos. Y delante, en cambio, teníamos futbolistas muy ofensivos y creativos, de buen toque”.
Así que “ser defensivamente fuertes y generosos en ataque” permitió a Las Palmas Atlético ir salvando cada una de las eliminatorias. “Algunas fueron muy ajustadas, pero el equipo superó todas las adversidades para ir ganándolas hasta la final”, precisa Juan Carlos.

Los Palacios, el momento más difícil
“¿El momento más complicado?. Fue el partido de vuelta contra Los Palacios -cuartos de final-. Francamente, ese día creí que nos quedaríamos fuera”, admite Valerón. “El árbitro expulsó en la primera parte a Pedro Cruz y teníamos que aguantar el resultado de la ida (3-1) en un ambiente muy duro” (…) “Sin embargo resistimos, muy unidos todos juntos, aguantamos el partido más difícil. Y ese momento nos hizo creer más en nosotros mismos”.
Porque superados UD Los Palacios y Betanzos, ya solo quedaba el CD Balaguer. Los amarillos de Hernández ganaron 1-0 en el Estadio Insular y, en la vuelta, 1-3 en campo ilerdense. “En la final nos sentimos muy confiados en nuestro juego, pese a que también encontramos un ambiente adverso importante. Pero recuerdo que todo nos salió bien y conseguimos por fin la victoria”.
Gáldar, luego Arguineguín, Ibarra, Betanzos, Los Palacios, Puertollano y Balaguer fueron los rivales que cayeron en el sendero hasta el trofeo de la RFEF. No eran entonces conscientes los jóvenes futbolistas del filial grancanario de todo lo que habían conseguido, en un momento en el que la UD Las Palmas había fallado por tercera vez consecutiva en la liguilla de ascenso de Segunda B. “Estábamos muy felices por el título, pero comprendimos con claridad lo que significa traer el trofeo. Porque, en realidad, en aquel momento no se daba el valor que tiene hoy a la Copa Federación. De hecho, cuando llegamos a la isla no hubo mucha repercusión a nivel de medios o de club. Era la segunda edición de esta competición. Nosotros lo disfrutamos como un logro colectivo de un grupo de amigos”, soñadores cada uno de su futuro profesional.
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Los mejores de España en Tercera División
Interpreta Valerón que el título respondía a ser “el mejor equipo de España de Tercera División, en una época en la que la Tercera era muy buena. Cuando pasa el tiempo uno se da cuenta el mérito que tuvimos y el nivel de los rivales que debimos dejar atrás”. |
La opinión de Juan Carlos sobre aquellos componentes del filial de 1995 es elevada. “Muchos de los jugadores de la plantilla llegaron al primer equipo. Pero yo pienso que a veces la gente cree que si un jugador no llega a Primera División parece que no hizo nada. Pero muchos han mostrado su fútbol en otras categorías, quizá menos valorado de lo que merecían. El recuerdo que tengo de todos ellos no se olvidará en la vida. Lo que conseguimos fue algo muy importante para nosotros y para el club”.





