​En la primera semana de diciembre de 1988 un jugador de la AD Ceuta saltó a todos los titulares de la prensa internacional: Manolo López, el portero grancanario que había militado hasta ese año en la UD Las Palmas, acababa de batir un récord de imbatibilidad que ostentaba el mismísimo Dino Zoff.

Manolo jugaba en Segunda B con el conjunto norteafricano, en un ciclo de cambios personales y de relanzamiento final de su carrera deportiva (regresaría a la UD Las Palmas para en 1996 devolver al equipo a la Liga Profesional).

Poco a poco, con el paso de las jornadas, la portería intacta del guardameta aruquense se fue acercando a los 1.223 minutos de imbatibilidad (13 encuentros y 53 minutos) que en aquel momento le llevó a tener su nombre en el Guinness de los récords. Zoff, mítico portero de la Juventus de Turín y de la selección italiana, tenía establecido su registro en 1.142 minutos.

El equipo caballa, dirigido por José Ramón Pérez Rodríguez, dejó a cero su portería frente a Hércules, Levante, Nules, Algeciras, Alcoyano, Lorca, Atlético Sanluqueño, Albacete, Granada, Polideportivo Almería, Villarreal y Olímpico de Játiva). Fue Rafael Alonso, de la Balompédica Linense, el jugador que cerró el récord del grancanario en partido de decimocuarta jornada.

Aquella hazaña personal con el modesto conjunto ceutí le valió a Manolo de mucho, incluso un reconocimiento del Ayuntamiento de su municipio natal. Y de volver a Primera División meses después con el CD Tenerife (1989 a 1994) completando su obra en la máxima categoría.