Estaban los conceptos del partido embarullados para la UD Las Palmas, después de una hora inicial con todos los pronunciamientos favorables. El extraordinario gol de Jon Morcillo cambió las direcciones anímicas en el juego y tocaba hacer algo diferente al margen de consolidar la roca defensiva.

Apareció entonces Jesé Rodríguez, con varios destellos personales que aliviaron la comprometida situación. En apenas 27 minutos en el campo ha podido firmar su actuación más esperanzadora de la actual temporada, donde tiene que afrontar una nueva versión y rol dentro del proyecto de la UD Las Palmas.

En esos instantes de incertidumbre Jesé fue el dandy de la UD Las Palmas, tomando el testigo a su manera de otros protagonistas notables de la noche del viernes como fueron Pejiño, Manu Fuster, Lukovic, Amatucci o Loiodice. Las Palmas no tenía la batuta del juego, pero Jesé hizo saber al Albacete que sus preocupaciones defensivas con el 2-1 no habían terminado.

No es el Jesé -de momento- que todos recuerdan. Y que incluso puso 13 goles sobre la mesa en su segunda etapa, ya con García Pimienta en el cargo. Pero la interpretación del espacio libre no la ha perdido y fue la última lanza amarilla en la noche victoriosa. Varios desmarques, un disparo al poste -anulado por el colegiado-, varios uno contra uno y muchos metros ganados con su presencia. Todo ello en 27 minutos en que su equipo sentía inquietud.

Esas primeras luces de Jesé son motivos de reflexión para el entrenador García Fernández, quien ha confesado ponerse como reto recuperar las mejores versiones de todos sus jugadores. ¿Y si logra la del delantero grancanario que estaba llamado a marcar etapa en el Real Madrid?. Cuidado, rivales.