Muchas veces el último acontecimiento es el que deja el sabor que reside. Los árboles no dejan ver la densidad del bosque que hay detrás. Y esa es posiblemente la sensación que generó el extraordinario gol del Ceuta, rara vez visto en la Segunda División, y que evitó a la UD Las Palmas la suma de dos puntos más en la clasificación cuando virtualmente ya se celebraba el triunfo.

En la botella medio llena, a las puertas ya del final de la primera vuelta, hay señales inequívocas que deben impulsar a los jugadores de Luis García Fernández para el objetivo del que nadie quiere hablar y que todos tienen en mente.

Esos datos hablan sobre el no menos extraordinario nivel defensivo de la actual temporada, que se asemeja en números al del último ascenso con García Pimienta.

Desde que las ligas de Segunda A tienen 42 jornadas (1997-98) solo en tres ocasiones la UD Las Palmas llegó con 11 o menos goles encajados. Y en el caso de la actual campaña, nunca antes el equipo grancanario impidió que alguno de sus 18 rivales ya conocidos anotase más de un gol en los partidos. 

Los 11 goles en contra están distribuidos, además, en las tres derrotas que fueron mínimas (Almería, Málaga y Castellón). Ya son 7 las porterías a cero de la actual campaña.

Los dos precedentes corresponden al mencionado de García Pimienta en 2022-23: 10 goles encajados en los 18 primeros partidos. Las Palmas era primera con 35 puntos. Y con 11 tantos en contra, la temporada de Paco Castellano en 1998-99. García Pimienta acabó con 29 en contra y Castellano -relevado en las 7 últimas jornadas por Quintana Nieves- con 38.

Por estadística, el número de aciertos rivales incrementa en las segundas vueltas. Pero ya es un registro que habla de un buen hacer de la que hasta ahora es la mejor defensa (por modelo y piezas) de la categoría. Y eso, para terminar un año cargado de torturas, es un regalo de los leales amarillos.