Oli McBurnie (28) se habrá ido este fin de semana a casa pensando qué más debe hacer para reconciliarse con el gol o, mejor, para mostrarlo en la Liga española. El delantero escocés fue titular en esta ocasión ganando el paso después de la lesión de Fabio Silva y la sanción de Jaime Mata. Pero, no cabe duda, que salvo anotar en la portería del Villarreal, todo lo demás mostrado mereció la ovación del público grancanario y el reconocimiento de su entrenador.

McBurnie era en el verano la primera sensación atacante en forma de refuerzo de la UD Las Palmas. Aunque el tiempo y las bondades futbolísticas del portugués Silva le han relegado a un papel de reparto que quizá no ha tenido los minutos merecidos.

El jugador británico no ha marcado en la Liga -sí en Copa-, pero sigue regando su concurso con la batalla necesaria del equipo modesto, duelos aéreos ganados con autoridad (45, a solo 6 de McKenna) y 4 asistencias de gol para sus compañeros, la última de ellas a Manu Fuster.

Este sábado fue, a nuestro juicio, el dandy del encuentro frente al Submarino. Tres de las oportunidades que él resolvió debieron acabar con el signo del éxito. En la primera parte interpretó una acción de ariete puro corriendo el carril central para rematar fuera un centro de Javi Muñoz. Más tarde, ya en la recta final, cazó un balón en el área con un disparo ganador que pudo rechazar el guardameta Conde. Hubo mucho mérito en la acción ‘a lo Perramón’ -célebre portero de balonmano- del guardián del Submarino. Y, por último, Oli brindó a la audiencia un chut acrobático de espaldas que escupió el larguero negándole la sonrisa del gol.

Tras 19 acciones en la Liga, McBurnie no ha alcanzado los mil minutos (854) aunque en cada uno de ellos deja la sensación de guerrero incansable. Pero debe seguir la estela de las palabras de su técnico Martínez en relación a insistir, resistir pero nunca desistir. Solo así el gol irá con él de la mano en cualquier momento.