OPINIÓN

Cambiar sensaciones por cifras en una noche de alto riesgo
Manuel Borrego
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26/02/2025
Moleiro, en el partido de ida contra el Valladolid (C. Torres)

Entre el Real Valladolid (59) y la UD Las Palmas (43) suman 102 goles encajados en 25jornadas y solo una entre ambos. Las dos defensas más frágiles de la competición en Primera de 2024-25 se miden este viernes en Pucela, posiblemente en uno de los partidos que va a quedar marcado para el destino de la zona baja.

 

El dato empeora para el conjunto castellano porque con 16 goles anotados es el peor en ataque del mismo grupo de equipos, frente a los 29 de Las Palmas. Y, además, el Valladolid es el conjunto que menos disparos (153) ha realizado en los 25 partidos.

 

Sirvan estos datos iniciales para reflejar la importancia que tiene el choque del viernes al que llegan también los dos equipos con mayores dificultades clasificatorias en la segunda vuelta, donde la UD Las Palmas logró 1 punto y el Valladolid, ninguno.

 

Todas estas cifras no reflejan en justicia algunas sensaciones futbolísticas. En la que nos fijamos visten de amarillo y azul. Si tenemos en cuenta los últimos 135 minutos en juego -segundo tiempo de Mallorca y todo el partido frente al líder Barcelona- habría motivos para el optimismo, generándose expectativas de una reacción que ya se vivió en otro marcado encuentro del campeonato como fue el de Mestalla.

 

Esas sensaciones pasan por el compromiso en el campo, el amor propio mostrado ante situaciones adversas tan recientes. Pero es necesario que todo ello se refleje en los marcadores inmediatos, porque ya existe una urgencia para el propósito de la permanencia. La recta final del calendario comienza en Pucela y el impulso de los amarillos es muy necesario.

 

Y los números necesitan invertirse. Que Cillessen sume cuanto antes su cuarta portería a cero … o que se vulnere de una vez la norma de no ganar en el estadio de Zorrilla en Primera División. Solo por dar un par de hirientes datos que Las Palmas tiene a su alcance para romper.

 

Curiosamente el destino ha querido que los banquillos en ambos conjuntos tengan de nuevo a los mismos protagonistas. Diego Martínez como relevo de Carrión, frente a Álvaro Rubio, que estuvo en el Gran Canaria con sentido provisional en el tránsito entre Pezzolano y Cocca.

 

Es llamativo que el partido sea declarado de alto riesgo, cuando lo es más en lo deportivo que en lo ambiental. Hay mucho en juego en el choque de Valladolid, con un ambiente enrarecido por la huelga de animación que pretenden aficionados violetas. No se puede considerar como una final, pero hay que jugarla como si así fuera.

 

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