Llegó la primera victoria del Gran Canaria en la Liga ACB y lo hizo en un partido de notables cualidades con el Manresa (80-87). El equipo isleño exprimió sus recursos de ataque en la primera mitad y apretó dientes para contener a un excelente conjunto catalán, que se lo dejó todo, pero no pudo borrar la magnífica tarde de los visitantes.

El conjunto de Lakovic rompía una racha negativa en feudo del Manresa que se mantenía desde hacía un lustro.

Funcionó el tirón de orejas

El tirón de orejas del técnico Lakovic tras la última derrota frente al Málaga le sentó bien al Gran Canaria. Porque su salida en Manresa, con el tradicional cálido ambiente para el equipo catalán, fue impresionante. Todo comenzó con un triple de Brussino y un 2+1 de Wong para colocar el 0-6 y mandar una señal al equipo rival.

5 triples (65%), 6 canastas de dos puntos (60%) y 4 tiros libres (80%), aderezados con 10 rebotes, colocaron de inmediato al frente a los amarillos, que llegaron a disponer de 16 puntos (12-28) en esta primera fracción del partido.

Los 31 puntos de este cuarto estaban bien repartidos, así como la distribución de piezas y la intensidad de todos los efectivos. El Gran Canaria no solo defendía de forma solidaria, sino que su ataque era fluido.

La respuesta de Manresa fue también de menos a más, convirtiendo el encuentro en un excelente espectáculo de idas y venidas de dos quintetos con velocidad de crucero.

Primera reacción manresana

Jaka Lakovic paró por primera vez el encuentro cuando el marcador se situó 32-40 en un segundo cuarto de reacción manresana: 13 puntos locales en los primeros 3 minutos de la reanudación. La ventaja se apretó tras un triple de Steinbergs (37-42).

El conjunto de Diego Ocampo se había metido ya en el partido, con un duelo especialmente pasional en los lanzamientos lejanos. Dos triples de Pelos volvieron a colocar al Granca a 8 puntos (43-51) y a activar el tiempo muerto manresano porque no acababa de cortar la alta puntuación visitante.

El partido en la segunda mitad ya no tenía el caudal de puntos de la primera parte. Los equipos ajustaron conceptos en el vestuario y agudizaron los sentidos en defensa. En ese escenario, el Gran Canaria logró de nuevo colocar su listón por encima de la decena (54-65) tras el primer lanzamiento de Eric Vila, que se animó otra vez para de nuevo acertar (56-68).

La sentencia

Todo quedó por resolverse en los diez minutos finales, con 8 puntos para administrar por parte isleña. Brussino sembró el pánico en el pabellón peninsular cuando tras un robo, canasta y falta defensiva situó el marcador en +13 (67-80). 

El Gran Canaria había logrado no mostrar un instante de desfallecimiento en el encuentro, algo que temía Lakovic y que en esta ocasión su equipo desterró. Los intentos finales del Manresa, que tampoco arrojaba la toalla, solo sirvieron para mantener la tensión hasta un final feliz para los amarillos. Era tal la concentración que Lakovic pidió a sus jugadores que solicitó tiempo muerto a 12 segundos del final con el marcador 77-86 y posesión. Quería cuidar hasta el último detalle, incluso el futuro average.