EFEMÉRIDE

* El Cabildo presentó el 4 de diciembre de 1985 la nueva instalación que tenía entonces un presupuesto de 3,78 millones de euros (627 millones pesetas)
El 4 de diciembre de 1986, tal día como hoy hace 40 años, el Cabildo de Gran Canaria presentaba el proyecto del que iba a ser la primera instalación emblemática de Gran Canaria: El Pabellón Insular de los Deportes -más tarde Centro Insular de los Deportes-.
La demanda de los deportes de sala y especialmente el crecimiento del baloncesto a través del Claret, ascendido a la máxima categoría, puso en marcha un proyecto tendría su ubicación en la Avenida Marítima de la capital y que fue epicentro deportivo hasta la llegada del Gran Canaria Arena (2014).
La reclamación de un pabellón que multiplicara la capacidad y comodidad de los aficionados tuvo esta respuesta en 1986, como relevo de los polideportivos de Obispo Frías, San Román y la improvisada solución en Tamaraceite.
De esta efeméride se recuerda que el presupuesto de la obra -ahora en remodelación- tenía una dotación inicial de 627 millones de pesetas (3,78 millones de euros al cambio), financiado por el propio Cabildo y el Gobierno de Canarias. El papel del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria fue meramente administrativo. El autor del proyecto fue el arquitecto Jesús Monzón.
La presentación del proyecto corrió a cargo del presidente del Cabildo, Carmelo Artiles, junto a sus vicepresidente y consejero de deportes, Luis Hipólito Hernández, el director general de Deportes, Manuel Navarro Valdivielso, además de otras autoridades.
La sala principal iba tendría, según el proyecto, entre 3.500 a 4.000 espectadores, dotándose de todos los elementos que posteriormente fueron de explotación para los ciudadanos, como piscina, vestuarios, pistas de squash, parking, …
Su inauguración se produjo en octubre de 1988, aunque casi de inmediato se proyecto fórmulas para ampliar el aforo del recinto hasta los 5.000 espectadores.
40 años después de su primera luz, ahora la instalación ha vuelto a su desnudo estructural para una ambiciosa reforma con objeto de disfrutar de una segunda vida.



