Fue como un viento súbito y borrascoso, como define la RAE. En 15 minutos la UD Las Palmas desmontó por completo a un equipo que campaba en Gran Canaria con un marcador a favor y presumiendo de su calidad de líder de la competición tras 12 jornadas. Fue una galerna isleña, sin duda, colocando el marcador 0-1 a 3-1 tras una oleada de ataques que el Racing no pudo contener porque entraba agua por todas partes. Y no tenía forma de achicarla.

Fue en esos momentos cuando emergió el disciplinado Mika Mármol que asumió al pie de la letra las indicaciones técnicas para ser osado en todas las funciones del momento, incluso subiendo al ataque para añadir a su contribución como jugador amarillo el primer gol con la camiseta de su actual club.

Mármol estaba dispuesto a ser protagonista. Ya reivindicó -sin éxito- como propio el 1-1 al acudir al remate del tanto finalmente anotado a Manu Fuster. Y se lo dejó todo con el cabezazo del 2-1 a pase de Clemente, abriendo una brecha en la portería de Ezkeita y en su cabeza.

El defensa de Tarrasa celebraba por fin un tanto propio después de casi dos años y medio, tras el firmado con el Andorra antes de venir a Gran Canaria. Tenía motivos abundantes para sentir más felicidad que dolor.

Porque tampoco pasa inadvertido el otro dato del que consideramos dandy de la UD en la victoria sobre el Racing: Del pichichi Yeremi Arévalo no hubo noticias en el encuentro. Y eso, en teoría, también es mérito de Mármol y de su socio central, Barcia.