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Opinión

  • "He de ser franco: juego al fútbol por dinero", dijo Matías Lequi en una ocasión. Fue también un sábado del mes de julio de 2011 cuando, de forma inesperada, Rosario Central hacía pública la contratación como retorno de un zaguero que entraba en los planes de UD Las Palmas para aquella campaña siguiente en la Segunda División, con Juan Manuel Rodríguez en el banquillo. Lequi, a diferencia de Deivid, había ofrecido en Gran Canaria antes de viajar a Argentina un 'sí'. Lo hizo con un estrechón de manos y viajó a Argentina con contrato firmado con una palabra que el tiempo se llevó.

    Lequi, arriba a la derecha, el día que se confirmó su fuga a Rosario Central. Era sábado también ... (ciudadanoweb.com)

    El primer impacto fue duro, porque se había convertido en una prioridad para el nuevo intento de los grancanarios; pero la UD Las Palmas sobrevivió a todo ello, firmó más tarde a Herner, al año siguiente al mismo Deivid y la vida siguió su camino. A la vuelta del tiempo Lequi quiso volver, envió mensajes al despacho presidencial de la UD Las Palmas para retomar aquel acuerdo, pero ya era demasiado tarde y no había marcha atrás. Aún en activo, las vueltas del fútbol en la actualidad le han situado en el Sportivo Luqueño de Paraguay.

    En los tiempos que corren, las aficiones han de acostumbrarse a estas cosas: futbolistas profesionales que responden a impulsos profesionales. Ha renacido en la isla un proyecto de fusión como el que dejó entreverse el pasado domingo en el Estadio de Gran Canaria, donde una afición reclama compromiso y sacrificio a los jugadores, en los días de gloria o en los de decepción. La hinchada amarilla ha demandado que el club sexagenario de Gran Canaria añada dos nuevas siglas a su nomenclatura: UD Las Palmas CS (ese mismo compromiso y sacrificio). Y no todos caben en ella.

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