Publicidad

Opinión

  • El fútbol vuelve a dar una lección magistral en un solo segundo, el tiempo que tardó en llegar el balón desde la cabeza de Vicente Gómez hasta el fondo de la portería de Robertp. En una sesentava parte de minuto la eclosión de la euforia amarilla fue brutal. Más de treinta y un mil espectadores en el Gran Canaria fueron testigos de cómo la constancia y la fe en los propios recursos suele tener recompensa. Hace semanas, Lobera parecía que podría haber estado haciendo las maletas a causa de la tiranía de los resultados. Sin embargo, hoy nadie habla de eso. Se habla de ascenso, el mismo en el que parecen creer todos aquellos que casi llenaron el Estadio.

    La mejor manera de alcanzar el éxito está, sin duda alguna, en la capacidad de saber encajar los golpes. Las Palmas ha vivido momentos complicados durante la temporada. Pero parece ser un conjunto maduro, con una capacidad de sufrimiento alta. El propio Vicente Gómez, autor de los dos goles más importantes de esta temporada, muestra un sello de campeón, de deportista capaz de sobreponerse a los contratiempos que parecen cruzarse en su camino hacia la gloria.

    Las opciones de ascenso, sea en la liga regular o en los play offs, pasan por mantener esta mentalidad y con jugadores comprometidos por la causa. A falta de cuatro jornadas, la competición vuelve a darle una nueva oportunidad al equipo de Lobera. El técnico maño parece contar con muchos hombres de su lado en el equipo que son capaces, como Barbosa, de jugarse incluso el físico por elevar a verdad sus propuestas.

    Pero la Segunda División pone a prueba la consistencia de los equipos. A pesar de que todos los equipos ya se encuentran cerca de la orilla, es posible que una mala brazada lleve una exigente travesía al traste. No hay margen para el error en estos momentos. Hay que hilar muy fino, y Las Palmas parece contar con la madurez necesaria en sus filas como para que los nervios no le jueguen una mala pasada.

    Deivid celebra el gol mientras Roberto lamenta el acierto amarillo tras cabezazo de Vicente Gómez (Mykel)