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Opinión

  • Pudo ocurrir este pasado sábado. Una de las llaves de las últimas jornadas es la elección correcta del delantero en cada uno de los partidos contra rivales que presentan distintas varas de evaluar la exigencia. Desde abril, cuando las diez últimas batallas de la competición están en plenitud de apogeo y ya no se busca una identidad futbolística como pudiera ocurrir al comienzo de la campaña, lo que prima en el fútbol profesional es la precisión en ataque, el logro de los objetivos a través de las victorias. Para ganar partidos, tal y como está la competición, se requiere la prioridad del acierto ahora por encima del juego; y aunque ambos conceptos pueden viajar enlazados, lo que predomina siempre es el resultado porque la competición no tiene camino de retorno. Las Palmas está muy cerca ya de las posiciones de ascenso a Primera y sólo las va a encontrar a través de añadir victorias.

    La figura del delantero tiene un matiz muy importante en esta valoración. Por el modelo de juego que ha elegido el equipo amarillo, hay tres estilos utilizados a lo largo de las jornadas que podríamos focalizar en varios jugadores. Aranda es un futbolista que actúa con eficacia de espaldas a los zagueros, que sabe retener el balón, que posee mucha experiencia y es buen pasador. A veces sus funciones atacantes ofrecen mejores números en la asistencia que en el remate, como le está ocurriendo a la UD Las Palmas. Héctor Figueroa tiene otras virtudes que pasan por jugar al límite entre los defensas, tener paciencia y ser listo en el área. Su cualidad principal es el remate siempre que logren asistirle. Por último quizá Maky Chrisantus representa al delantero que basa su desequilibrio en la potencia, que tiene piernas y es capaz de resistir casi en solitario momentos de mucha presión defensiva, como pudo ocurrir en Alcorcón y podría esperarse en Miranda de Ebro.

    Podríamos advertir un cuarto modelo activo con la presencia de Mayor, pero el fútbol directo en el que él presenta sus credenciales no es el utilizado en las dos últimas campañas por el equipo. Y Mayor, cuando hubo combinaciones para el reparto del balón en ataque, pudo mostrar algunas carencias. A Benja aún debemos encajarle, en cambio, porque le hemos visto poco aunque goza de un reconocimiento en el fútbol de Segunda División.

    La decisión sobre qué modelo de ariete es el que se ha de seguir en cada una de las ocho finales de la Unión Deportiva puede ser determinante. La amplia confección de la plantilla, sus horas de vuelo en muchos casos y la variedad de posibilidades le permite afrontar con expectativas este tramo final donde la eficacia está en la dieta de los verdaderos candidatos al ascenso.