Depor y UD convocan una balacera

Manuel Borrego

La lucha por la permanencia en la Primera División se produce en una ciudad sin ley. Y menos en los diez episodios finales del torneo. Nada quedará decidido en la jornada 29, pero ya no vale guardar la munición.

Las Palmas acude a una balacera en Riazor, ante un Deportiva que también le espera para lo mismo. Incluso sin todos los efectivos habituales en su once, el equipo de Paco Jémez ya no tiene motivos para guardar nada, con independencia incluso de lo que se produjo en el choque del Ciudad de Valencia (la victoria 2-1 del Levante sobre el Eibar). Todos han de seguir a la caza del Levante y en el tiroteo habrá heridos y aliviados.

Los amarillos tienen que reconstruir de nuevo sus líneas. De las palabras de Paco Jémez se desprende que el aceptable experimento del doble ariete no tendrá continuidad frente a los gallegos. Pero el principal problema, al menos el inicial, es conservar intacta la zona de retaguardia donde David García es la figura en primera línea para resolver la importante baja de Gálvez por su roja directa del pasado fin de semana.

Las Palmas debe jugar el partido con el corazón, porque en el intercambio de disparos mandan las emociones. Pero no debe de perder la referencia del buen ataque que puede recuperar el Deportivo. Su letargo ofensivo y su debididad defensiva -mejorada no obstante con Clarence Seedorf- se ponen a prueba ante un rival que podría considerarse como su alma gemela en la zona de las penurias clasificatorias.

La pelea continúa y los amarillos han de exigirse lo mejor en un ambiente hostil que pretenden cambiar de dirección con un fútbol de dominio. La empresa del día es peliaguda, aunque entre Deportivo y Las Palmas existe un mayor conocimiento mutuo porque entre ambos nació mucha rivalidad con los partidos de Copa de la Primera vuelta.

El duelo al sol está servido. La precisión posiblemente pueda ser fundamental. E incluso, la oportunidad: el primero que dé el golpe a su oponente habrá encontrado un camino para solucionar el día. Porque tras Riazor la batalla continuará.