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Emenike: una dura vida para cumplir un sueño

El nuevo ariete de la UD padeció días de prisión y maltrato en Turquía, fue objeto de episodios racistas en Rusia y testigo directo de un ataque terrorista

  • GENTE CON DUENDE
  • 03/02/2018 - 21:46
Emenike: una dura vida para cumplir un sueño Emenike, en su etapa moscovita (Varias fuentes)

B.P.

Ha llegado a la UD Las Palmas un delantero en el que se tienen depositadas grandes esperanzas goleadoras para la segunda vuela. Un jugador que un gran recorrido en el fútbol internacional y con una vida de película, una historia increíble como relata el periodista Sinjan Balar, que hace algunos años contó cómo fue el duro camino en la vida del ahora jugador amarillo.

No fue un camino de rosas, sin duda. Ese relato comienza antes de abandonar Nigeria cuando el joven Emenike acariciaba el sueño de ser jugador profesional como muchos niños de aquel país.

El padre de Emenike, según este relato, aspiraba a que pudiera convertirse en hombres de negocios pero Emanuel prefirió el balón. Abandonó su hogar y viajó hasta Sudáfrica donde "sin un techo ni dinero" llegó a pasar hambre, vivir en en una planta de un restaurante en Johanesburgo e, incluso, alimentarse de sobras.

Con 20 años de edad, logró reunir dinero suficiente para enviar un vídeo personal sobre su juego al club Mpumalanga Black Aces. Logró convencerle y de ahí su tardía aparición en el fútbol profesional, para pasar más tarde a Ciudad del Cabo FC donde lograría hacerse un nombre como máximo goleador de Segunda División.

Su nombre llegó hasta equipos europeos y pudo Emenike dar el salto a través del club turco Karabukspor, con un contrato en 2009. Con 30 goles logró que otros grandes equipos se fijaran en él y fue el Fenerbahce quien hizo una apuesta por sus servicios en 2011.

Sin embargo, a partir de ese momento llegarían días difíciles en la vida del jugador nigeriano. En julio de 2011, recuerda Sinjan, fue arrestado en Turquía envuelto en una polémica por su salida al club de Estambul de la que sería finalmente absuelto. Se habló de un fichaje por 9 millones de euros y de sospechas (de un presunto amaño en un partido) que nunca fueron probadas.

La prisión me cambió la vida

Pero Emenike tuvo que pasar sus días en las celdas del país otomano. "Mi paso por la prisión me hizo cambiar la perspectiva de la vida", llegó a confesar años después. "Fue una pesadilla loca de la que no pude despertar", admitió a The Sun. "Nunca he cometido un crimen en mi vida, pero fui tratado como un criminal, viviendo de pan y agua. No fue una buena experiencia".

"Un policía me golpeó en la espalda porque quería que firmara algunos papeles. Dije que no lo firmaría porque estaba en turco y no podía entenderlo. Él me golpeó dos veces más y le dije: "Si quieres, puedes matarme aquí pero no firmaré algo que no entiendo", llegó a declarar Emenike a True Africa.

Tras cuatro días y la dura experiencia encarcelado "quería dejar de jugar al fútbol, ​​porque sentía que el fútbol me había metido en esa situación. Volví al club y dije que no quería jugar más en Turquía. Por eso me fui al Spartak".

Esas noches entre rejas cambió todo para él, aunque en 2013 el caso fue cerrado sin más. "Cuando finalmente fui absuelto, le agradecí a Dios por dejar que la justicia prevaleciera", admitió.

Racismo en Moscú

Emenike jugó entre 2011 a 2013 a préstamo en el Spartak de Moscú, donde volvió a vivir otro infierno personal. Porque fue víctima de actos raciales en Rusia por los hinchas radicales del Dínamo de Moscú, rival eterno del Spartak. Marcó 21 goles en el gran país europeo, pero aún le quedarían más episodios de dureza personal. De regreso a Turquía para jugar los dos años siguientes en el Fenerbahce, fue una de las víctimas de un ataque terrorista en un autobús cuando se dirigía al Aeropuerto de Trabzon.

"Estaba hablando por teléfono con mi hermano cuando escuché un fuerte estallido. El autobús se desvió repentinamente y hubo pánico". Un pistolero solitario había sido el causante de escenas pavorosas de las que el nuevo jugador de la UD Las Palmas acabaría siendo testigo directo. "Instintivamente me puse a cubierto y nuestro agente de seguridad -del equipo- nos dijo que el conductor del autobús había recibido un disparo. Verlo cubierto de sangre era aterrador", recordaba Emenike.

Aquel suceso le recordó otro personal en Nigeria, en un accidente de tráfico donde corrieron peligro su madre y él.

Con 30 años y tras haber jugado en siete países distintos, Emenike llega ahora a España, a una isla donde sólo querrá cantar goles y ayudar a su equipo. Tanto ajetreo personal no debe ser tan saludable.

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