Opinión

Una gran plantilla y dos problemas sin riendas

El gesto triste y preocupado de Remy al terminar el encuentro del 2-5 contra el Celta. Fue el más ovacionado, pero resultó insuficiente (C. Torres)

Manuel Borrego

La clasificación actual puede tener sentido transitorio. No es un asunto absolutamente definitivo. Puede preocupar, como el que en ocho encuentros de Liga ya tiene en su contra un total de 18 goles o el que de las últimas cuatro apariciones en casa, Las Palmas sumara tres derrotas como local. Todo ello tiene arreglo porque la competición es larga y el objetivo básico de la campaña está en esos 40 puntos aún distantes, pero alcanzables.

El representativo canario actual de la Primera División tiene avales deportivos con los que combatir. Una gran plantilla se reunió para Manuel Márquez y, ahora, en manos de Paco Ayestarán. Una nómina de jugadores excelentes que, de momento, sólo actúan sobre el papel.

Porque el colectivo y el propio proyecto del club tiene dos problemas identificados que andan a riendas sueltas. Definíamos el inicio de campaña con la necesidad de elaborar con ese grupo de futbolistas contrastados un buen equipo, precisamente el que ha ido diluyéndose desde la segunda vuelta del pasado ejercicio. Y ahora añadimos la preocupante separación, al menos anímica y bastante numérica, del propio aficionado.

Esos dos factores, que posiblemente están respondiendo de forma proporcional, son ahora más necesarios incluso que los resultados y las sensaciones futbolísticas. Estos últimos no acompañan y por eso la UD Las Palmas se ve tal día como hoy entre los cuatro del fondo de la clasificación. Formar ese grupo coordinado, solidario y eficaz además de encontrar el puente de conexión o la adecuada comunicación entre la grada y el campo es lo que necesita ahora Las Palmas para ponerse manos a la obra y emprender con decisión el camino hasta la tierra firme.

De lo primero habló el propio Ayestarán, expresando que su prioridad como entrenador es "hacer equipo". De lo segundo, quien se manifestó es el presidente Ramírez, porque "no podemos permitirnos que los aficionados se separen de nosotros".

El primer peldaño para la solución estaría, en consecuencia, en proceso: la admisión de lo que ocurre. Lo otro es el destino, porque obras son amores y no ...

"Las Palmas va camino de la Segunda División" rezaba el inicio de uno de los informativos televisivos del día. Analizaba el 2-5 frente al Celta con un inicio cargado de prejuicios. Debería ser la frase que ilustre cada mañana el vestuario de los jugadores amarillos. Rebelarse ante una evidencia que sólo el fútbol es capaz de desnudarla.

Sin equipo y sin grada, no obstante, esperan pocos y peligrosos caminos.