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Las claves de un ascenso

¡Esto sí que es un pedazo equipo!

Manolo Márquez logró en 9 meses componer una plantilla, definir roles, manejar varios registros del juego, consolidar un potente sistema defensivo y utilizar la estrategia y planes alternativos para hacer del filial un equipo de proyección

  • ENTRE BASTIDORES
  • 28/05/2017 - 08:11
¡Esto sí que es un pedazo equipo! Márquez, por los aires, tras la victoria en Tallafa (Peña Sport)

Manuel Borrego

Los jugadores de Las Palmas Atlético acabaron manteando a su entrenador, Manuel Márquez, tras nueve meses de duro recorrido que acabó en la meta de Tafalla. Es el instante en que el fruto cae de maduro, tras un largo proceso para convertir al equipo filial un conjunto ejemplar que acabó manejando los registros futbolísticos de un campeón, sea cual sea la categoría en la que milite. Y, con ello, la sensación de un verdadero camino en proyección para futbolista y técnico,

Las Palmas Atlético fue finalmente un adversario enorme al que el Peña Sport FC se sintió incapaz de abordar en la eliminatoria. Ni siquiera en su campo de juego, que se había constituido en la fortaleza del reino navarro de la Tercera División. Este cruce de campeones apenas tuvo algún minuto de duda para el filial amarillo, un equipo que acabó por devorar todo lo que encontró en su camino.

El proceso tuvo unos comienzos titubeantes, pero cuando los jóvenes jugadores de la UD Las Palmas entraron en el carril ya fueron imparables hasta el ascenso a la Segunda B.

La formación de una plantilla

Márquez encontró una plantilla parcialmente realizada, incorporaciones de filiales, jugadores destacados en otros equipos recién llegados y a un grupo de trabajo nuevo que desconocía. En la cúpula, se asoció de inmediato con su asistente Chus Trujillo, con el preparador físico Germán Medina, encajando como piezas de ayuda el técnico Yoni González y el mismísimo Juan Carlos Valerón, un compañero de viaje con sabiduría para técnicos, jugadores, dirigentes y hasta periodistas. La voz de mando de Márquez fue clara y la definición del bloque era cuestión de tiempo. Un grupo con autoridad definida ante unos jugadores de ojos abiertos y orejas tiesas.

El juego a través de muchos perfiles

Las Palmas Atlético maduró un estilo de juego sin tener la semejanza al primer equipo. Evolucionó en positivo, sino solo en su calidad sino en la obtención de resultados. Algunos tan llamativos ante los mejores rivales del grupo como finalmente le ocurrió al Peña Sport de Tafalla. Con balón, el equipo asumió la dirección de los partidos escribiendo sus argumentos. Control, bandas -la pierna zurda de Benito ha proporcionado una veintena de asistencias-, equilibrio, juego en largo o en corto, ... sacrificio, físico de élite, goles, goles, goles, ...

El equipo experimentó muchas mejoras progresivas pero especialmente fueron llamativas cuando hizo su aparición en el centro del campo Fabio González. Sin apenas experiencia en la Tercera División se convirtió en el eje de casi todo lo que realizaba Las Palmas Atlético, aunque apenas hacía ruido.

El talento hizo el resto: una colección de récords de la propia Tercera canaria y del equipo filial fueron cayendo en la segunda vuelta, para alcanzar el momento culminante de la Liga en el mejor estado de forma colectivo y a título individual de muchos futbolistas

La consistencia defensiva

El equipo brilló con sus 94 puntos en la competición, pero su verdadera fortaleza era antagónica a lo que ocurría en el Estadio de Gran Canaria en la segunda vuelta. Las Palmas Atlético sólo ha encajado nueve goles desde que la temporada atravesó su ecuador.

El modelo exigente y sacrificado acabó por ser un rodillo para los rivales solo el Panadería Pulido San Mateo, con dos acciones a balón parado, logró desestabilizar al equipo en un partido puntual que no alteró el recto caminar de los amarillos.

El éxito tan calificado de un gran ataque nace en una extraordinaria vocación defensiva.

Ingeniería a balón parado

Márquez dio crédito a la pizarra. Sus jugadores la utilizaron y muchos de los triunfos en la competición comenzaron con un gol en acción de estrategia. No sólo en lanzamientos de faltas, donde Borja se erigió como gran protagonista, sino en jugadas de corners sorpresivas. Y, curiosamente, esto no ocurrió en la liguilla pues los cinco goles del filial se convierten en acciones combinativas o de contragolpes.

En la estrategia defensiva, la misma intención. El trabajo semanal de los jugadores del filial consistió en practicarla y creer en la pizarra.

Amplia gama de rematadores

El ascenso y la descripción final del campeonato descubre que el gol tenía un amplio reparto en el equipo. Los siete futbolistas zurdo con mayor protagonismo (Erik Expósito, Nico González, Benito, Borja, Alejo, Castaño y Yeremi) firmaron un total de 58 tantos, un registro muy significativo para comprender la importancia que tuvieron en la producción.

Pero hubo más. Tenía tal variedad de recursos que un jugador tan importante como Ronaldo Peña, ausente en varias etapas de la Liga incluso en el final, no se echó en falta. Aparecieron los Carlos González, Siverio, Raúl Alemán, ... muchos nombres para finalizar las múltiples y variadas operaciones de ataque.

Plan B de uso habitual

El rol de cada jugador se fue situando con el paso de los partidos. Y la utilización de segundos recursos, argumentos cambiantes, fue un hecho común en el modelo de Márquez. Futbolistas como Nico González, Alejo Jorge o Enrique Castaño eran habituales en esos instantes del Plan B. Recursos nuevos para rematar partidos o voltearlos.

La riqueza en el juego era constante y quizá por ello Márquez no ofreció un once tan definido como el que repitió partido en la promoción frente al Peña Sport.

El sexto ascenso es una puerta que se abre para el equipo, pero también a nivel individual para los futbolistas estelares del grupo. Y para el técnico. "Estamos convencidos de que Márquez será un día entrenador de la UD Las Palmas", afirman desde la comisión deportiva del club a Tinta Amarilla. La incógnita es saber ahora cuándo. Preguntémosle al tiempo.