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La UD emplea su última coartada

  • CRÓNICAS
  • 28/04/2017 - 18:58
La UD emplea su última coartada Probables alineaciones del encuentro Las Palmas-Atlético de Madrid, de este sábado

Manuel Borrego

La UD Las Palmas, en claro declive, pone en juego ante el Atlético de Madrid su última coartada. Ya no tiene resultados, las sensaciones no están siendo óptimas -ni siquiera lo fue en la segunda parte frente al Alavés-, ni su fútbol tiene la vistosidad que le llevó a estar en boca de la crítica nacional e internacional.

El argumento que le queda es su fortaleza como equipo local, puntos con los que ha cimentado su tranquilidad clasificatoria ... con permiso también de los condenados en la zona baja de la clasificación, que van a dejar la permanencia más barata conocida en Primera si todo sigue igual.

El bastión del Estadio de Gran Canaria es el último recurso para Quique Setién y sus jugadores. La opinión se le ha vuelto en contra, incluso la del propio presidente de la entidad que este viernes, en declaraciones a Radio Marca, llegó a confesar que "hemos pasado de ser la revelación del campeonato a la decepción". Y no le faltan argumentos a todo el entorno amarillo para estar enojados con un equipo que se quedado anclado en la segunda vuelta, al menos sin la velocidad que mostraba en la primera fase.

Pero, además, le llega como visitante un equipo temible, que en sus dos pasos más recientes por la isla ganó 0-3 y 0-2 en Liga y Copa. Fue el Atlético un rival cuyo estilo -que no venera el propio Setién- se le atascó al menos en Gran Canaria, sin permitir la fluidez del juego amarillo y, en cambio, golpeó con contundencia cada vez que pudo.

El Atlético viene presionado porque necesita los puntos para seguir garantizando presencia en la Liga de Campeones. Pero ahí estará una imprevisible Unión Deportiva, que ha desdibujado incluso su once inicial. Ha ocurrido por las lesiones de algunos de sus principales actores y por la ruleta de cambios que está realizando el propio entrenador.

Es un partido para salvar los muebles, porque en caso de victoria cambiaría el rostro y serviría como sedante de un malhumor que afea el final de una Liga. Un castigo inmerecido a la fidelidad de los seguidores, que han sido testigos del desmoronamiento de una idea que se puso el cartel de innegociable y estaba acabando en cenizas.

Y como siempre solo ocurrir, esto lo arreglan los resultados y no las sensaciones.

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