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EMILIO MONZÓN

"Me produce dolor ver al Adargoma sin techo tras 90 años"

El Maestro del club de San José exprime sus memorias en Tinta Amarilla y expresa un ilustrativo ejemplo del cambio en el deporte vernáculo. "El público de antes jaleaba al luchador indicando qué maña; el de ahora lo protesta todo"

  • TOQUE POR DENTRO
  • 17/11/2016 - 10:13

Manuel Borrego

Emilio Monzón (Las Palmas de Gran Canaria, 20 de octubre de 1944) tiene un aluvión de datos, hechos, hazañas, vivencias, desdichas y anécdotas en su cabeza. Es memoria viva del CL Adargoma, el histórico club de la capital que está en celebraciones del noventa aniversario de su nacimiento, en noviembre de 1926. El Maestro de la lucha canaria está ágil para hablarnos de esa larga etapa franjirroja que él conoció, de los amigos que ya no están en el camino y de los cambios que ha visto del deporte de los canarios, el que se pierde en las páginas del tiempo.

"El Adargoma siempre ha sido un club que se ha tenido que reponer a sí mismo. Porque formaba a grandes luchadores que luego fueron captados para ganarnos por otros equipos. Y nosotros teníamos que fabricar al siguiente puntal para poder batirles. Ese es nuestro sino histórico", expresa a Tinta Amarilla en tono reflexivo.

Emilio Monzón es el primero de una saga de atletas que ha elegido la lucha canaria como su vehículo vocacional. Tras él siguieron sus hijos Emilín y Javier, adargomistas cómo no; detrás viene el Javi Monzón junior (16), al que cada día acompaña al complejo polideportivo de La Presa para que avance en la proyección de burras, pardeleras o toques diversos. "Es un orgullo saber que mis pasos lo han seguido todos, convencidos de lo mismo que yo".

La lucha canaria es su vida, aunque practicó otras modalidades como el judo. Su primera licencia fue con Adargoma, datada en 1958 y con 14 años de edad. Le empezó a mostrar el arte de la arena Paquito González, el hermano de Juanito El Estilista. "Me enganchó para el club Andrés Coruña". Y toda la vida Emilio fue adargomista salvo 10 meses de 1968. "Sólo ese tiempo. Me convenció Santiago Ojeda porque Los Guanches quería hacer un equipo enorme, que barriera con todo. Lo hicimos y yo acudí para echar una mano. Pero a los diez meses exactos me vine de Arucas y regresé al Adargoma. En ese periodo de menos de un año participamos en 68 luchadas. Era una época en la que había encuentros uno tras otro; y muchas veces en semana".

Cuando se expresa para Tinta Amarilla, Emilio Monzón posa ante un cuadro que decora la pequeña estancia del Museo del club. "Es una escena de una luchada en el Estadio Insular, cerca de la grada Curva. Cogida de muslo a Camurrita. El que agarra soy yo ... Camurrita, ¡menudo fenómeno!. Me tenía amargado. Fue un luchador fantástico y un gran maestro".

Lamenta, asimismo, que tras 90 años de historia el club sea aún el único de la élite luchística grancanaria que no tiene terrero cubierto. "Da dolor verle aún sin techo"

Sus vivencias en etapa del club nonagenario, en modo de entrevista, las expresa:

Tres generaciones

"Para mí es un orgullo muy grande el haber estado siempre en este club. Que mis hijos también lo fueran, que mi mujer nos ayudara ... mi nieto. Yo no tenía referencias familiares previas en la lucha canaria, a diferencia de mis propios hijos. Que tienen raíces más por lado materno que por el mío"

El momento de su partida

"El Adargoma gozó en todas las épocas de un prestigio. Los grandes luchadores de distintas etapas partieron de aquí. La historia del club es ver partir a sus mejores puntales, porque otros equipos les fichaban para podernos ganar. Cuando yo llegué al club lo pude comprobar con el Pollo de Maguez, que era un hombre excepcional y se nos fue, captado porque le daban trabajo en otro destino. Pero el Adargoma preparaba al siguiente para poder vencerle. En este caso que digo, tras romperse el equipo, quien tiró del Adargoma en ese momento fue el Pollo de la Plaza, recientemente fallecido. Fue en la etapa en que me tocó salir a mí con un grupo de chiquillos, nuevos luchadores del club a finales de los años cincuenta. Momentos así los he visto repetir muchas veces en mi vida"

Un club que preserva lo nuestro

"Manolito Marrero el de la Regadera mantuvo la lucha viva en San José. Nos arreglaba los pantalones y lograba tener un grupo de chiquillos agarrando en los entrenamientos. Esa gente que logró instruir está en los orígenes del Adargoma. Luego Juanito Mujica y Maestro Ventura forman en los años cuarenta al Adargoma como club federado. El club preservó en la isla la lucha canaria y preparó a sus luchadores para ganar. La filosofía fue siempre la de hacer equipo, a pesar de que nuestra trayectoria ha estado vinculada a constantes desplazamientos en la ciudad. No hemos tenido un terrero, yendo de un lado a otro. El actual, en La Presa, es una desgracia, pero es lo que tenemos al menos"

Mi espejo, Manolín Suárez

"El mejor luchador para mí, mi espejo, fue Manuel Suárez, Manolín. Luchaba arriba: burras, cango, levantar el pecho. Comenzó a despuntar en los años cincuenta. Comenzó a tirar a todos los puntales de la época; era un Eusebio Ledesma de la época actual. También para mí era el más espectacular, como Orlando Sánchez El Estudiante. Mi referencia, desde muy joven, fue El Palmero. Era un fuera de serie al que, por desgracia, no pude ver en su apogeo. Pero me hablaron mucho sobre su estilo y llegué más tarde a agarrar con él. Pero Manolín siempre luchó en el Adargoma, hasta una lesión de rodilla. Por eso me siento reflejado en él"

Así eran los hombres de antes

"Mi característica en la arena era la rapidez. En realidad, yo era un niño en el grupo de luchadores. Y me preparaba con hombres tremendos a los que tenía que tirar. Los entrenamientos de entonces eran diferentes a los de ahora. Llegábamos antes al terrero los chiquilos (los más jóvenes) y cuando los grandes (puntales) iban llegando a prepararse, nos convocaban en la arena para pegar la agarrada. Se aprendía muchísimo así. Los hombres de antes no necesitaban ir al gimnasio para ganar musculatura. Ya venían duros porque quien no era pedrero, era albañil, transportista, carnicero, ... Tenían unos antebrazos tremendos. El luchador de hoy sólo tiene biceps. Quizá sea una diferencia entre quien potenciaba la habilidad o la fuerza. Los deportistas trabajaban en sus labores y a la vez se entrenaban para luego, al terminar, acabar el día en la arena"

Un Adargoma terrible en los sesenta

"Definir el mejor equipo del Adargoma es muy complejo. Porque siempre tuvo grandes conjuntos; algunos no les vi porque era muy niño. Hubo plantillas terribles. En los años sesenta lo era. Yo estaba en las primeras sillas y empezaba a meterme en ese grupo. No se puede comparar, pero en aquel momento podrían haber en el Adargoma varios puntales A, varios B, varios C, varios destacados de cualquier género de las clasficaciones actuales. Tremendo equipo. Años antes, con el Faro, Palmero, Matoso y compañía fue igual. Ese equipo era la Fila India célebre del Adargoma"

Las mejores luchadas

"Las mejores luchadas que he visto se celebraban con organización del Cabildo. En La Granja se disputaban la Copa del Cabildo y el Can de Plata. Los equipos querían ganarlas y se ponían a tope para ello. Eran torneos con un gran prestigio. Y entonces las luchadas eran tremendas. Todo el mundo en la ciudad paraba esos días para ir a la lucha canaria. Era un terrero de lucha con superficie de césped. Casi siempre estuvo allí el Adargoma. Gané una con mi club y otra con Los Guanches"

El día que, con 17 años, ganó al Palmero

"Tuve muchos días buenos y otros malos como luchador. Una luchada muy nombrada en su época se produjo en el homenaje a Justo Mesa, en el campo de lucha del Campo España. Fue un encuentro Norte-Sur ... y yo era un chiquillo con 17 años. No sé por qué motivo Alfredo Martín el Palmero no se inscribió. Pero regresaba de La Palma, de algunas luchas. Sin embargo, a pesar de que su deseo era participar, le dijeron que ya estaban las selecciones confeccionadas. En mitad del homenaje, sin embargo, él sale en el centro del terrero con el Campo de España a tope, indican que "Alfredo El Palmero lanza un desafío a cualquiera de los luchadores participantes en el homenaje". Y a su encuentro salí yo ... El resultado es lo de menos, aunque terminé ganando 3-2. Le sorprendí siendo un luchador más pequeño: toques por dentro. Yo luchaba arriba como mi ídolo, Manolín; pero luego me botaba abajo para sorprender. Aquella victoria en el desafío tuvo mucha resonancia en la ciudad"

Camurrita el grande

"Amargar ... amargar; Camurrita me amargó a mí la vida (señala entre risas). En las luchadas Rumbo-Adargoma yo tiraba hasta que salía Camurrita. Hasta que no lo quitaban de arriba no podía decir: ¡Ya pasó el escollo éste!. Pero éramos grandes amigos. Camurrita era un maestro. Entre los hombres pequeños de la lucha canaria era un fenómeno. Tiraba a todo el mundo. Abel Cárdenes tuvo una gran época en que no fallaba; pero cayó con Camurrita. Él era mi hombre-encontrado. Caí con todo el mundo, pero también los tiré. Mi suerte fue entrenarme con todos los mejores luchadores. Y también, cuidarme. Sobre todo porque antes se entrenaba de verdad lucha canaria, se practicaban las mañas; cosa que hoy no se hace tanto. Mucho gimnasio, esto y lo otro"

El público de antes y el de ahora

"El público de antes entendía de lucha canaria; el de hoy, no. Lo explico: a los luchadores de antes el público les jaleaban indicándole qué maña utilizar. ¡Cógele el muslo!, ¡Pardelera!, ¡Una cadera!. Sin embargo, ahora en cualquier luchada solo escuchas protestas por todo, desde cualquier lugar del terrero. ¡Árbitro, la cabeza!, ¡ese codo!, ¡una amonestación! ... Lo hace el mandador, los luchadores, la mayoría de los aficionados, ... todos. Antes los luchadores salían a tirarse. Entonces era muy, muy rara una separada. Eso no vale para nada en nuestra deporte. Hoy cualquier bobería decide un encuentro. Eso no es la lucha canaria. Las amonestaciones arruinan las luchadas, eliminan a luchadores importantes y fastidian la siguiente. Eso nunca lo he entendido. Lo bonito en la lucha canaria es tumbar uno al otro"

Un club sin cubierta

"Da dolor ver al Adargoma aún sin techo. Venir a un terrero sin cubierta no es fácil. A veces viene alguien a una luchada, pero no a la siguiente. Hemos tenido que suspender entrenamientos (por lluvia). Gracias a que vamos a Jinámar a un gimnasio amigo para poder entrenar allí en esos momentos. El Adargoma siempre ha estado al aire libre. En la época de Educación y Descanso, en Molino de Viento, la gente del Adargoma llegó a crear un terrero al descubierto, con gradas. Pero la lucha no paró nunca pese a las dificultades. Nuestro mal, sin embargo, es que cuando sacamos a un gran puntal que tiene que dar triunfos al club, lo tienes enfrente porque otro lo ha fichado. La historia del Adargoma es así"

El equipo a batir

"Defender la franja roja es un orgullo. Quien pasa por el Adargoma se queda con este cariño. Y el resto de los equipos nos quiere ganar. Es hasta cierto punto lógico. El futuro de la lucha canaria y el del club está difícil. Ahora mismo estamos viviendo una de las etapas más complicadas a todos los niveles. Mantenemos nuestro semillero, aunque con respecto a otras épocas es muy pobre. Pero pasa en general con toda la lucha canaria. Al club le toca apretar los dientes para salir adelante"

Emilio Monzón, con su nieto Javi, tercera generación de luchadores

Fotos: C. Torres


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