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Sangre, dolor y lágrimas de un ascenso

La imagen de la aficionada de la Isleta tras ser golpeada por una piedra en Linares dominó la portada de La Provincia/DLP y simbolizó la dureza del retorno a Segunda División

  • SABÍAS QUE ...
  • 24/06/2016 - 15:41

Manuel Borrego

Juanito Rodríguez y Marcos Márquez, dos de los principales protagonistas del ascenso de 2006, han revivido en Tinta Amarilla los episodios de aquel duro final de campaña. A ellos, como a tantos otros aficionados de la UD Las Palmas, les ha quedado en la memoria una imagen publicada en portada del periódico La Provincia captada minutos después del partido disputado en Linarejos, ida por el ascenso a Segunda A. Se trataba de una aficionada de la UD Las Palmas golpeada con una piedra en la cabeza, con su indumentaria amarilla bañada en sangre. Se protegía con una bufanda del equipillo, mientras los jugadores Aday Medina y un joven Aythami Artiles trataban de consolarla.

El autor de aquella imagen fue el fotógrafo Juan Santana, experimentado reportero gráfico de Editorial Prensa Canaria, que acompañaba en Linarejos a quien les narra esta historia. Santana nos autoriza a la publicación de aquella fotografía que causó entonces un gran impacto, porque en ellas se sintetizaba todo lo que había ocurrido en el partido de la promoción de ascenso: en las gradas. En su imagen se escucha el dolor de Guadalupe Monagas, la seguidora grancanaria que regresó a la isla con varios puntos en la cabeza aunque, por fortuna, pudo contarlo.

"Recuerdo que ya había pasado lo peor. Porque durante el partido y especialmente al final, se produjo una lluvia de piedras y otros objetos. Parecía que estaba todo más tranquilo. Ya se habían ido casi todos los periodistas", recuerda Santana para los lectores de Tinta Amarilla. "Y entonces la vimos. La señora venía llorando, mezclándose en ella el color rojo y el amarillo. Fue un momento espectacular".

Juan, que nunca guardaba su cámara, enfocó y disparó con rapidez una ráfaga de imágenes. "Alguien del Linares, supongo de la seguridad, me dijo: Oiga, no tire fotos o le quito la cámara". Pero no pudieron evitarlo y por eso publicamos la información".

Miembro de la peña Adrián Déniz

Ya en Las Palmas, visitamos a Guadalupe en su hogar de La Isleta donde estaba más tranquila y recuperándose de uno de los mayores sustos de su vida. La aficionada viajó hasta Linares con un grupo de amarillos pertenecientes a la Federación de Peñas Adrián Déniz. Coordinaba todo aquello Pino Hernández, que diez años después no pierde la memoria de lo ocurrido. "Ella era la primera vez que acompañaba al equipo en un desplazamiento. Nosotros, como ya teníamos alguna experiencia de otros partidos difíciles como los de Tenerife, les pedimos a los miembros nuestro grupo que siguieran instrucciones", rememora Hernández. "En la segunda parte empezaron a caer cosas. Y cuando vimos que volaban piezas de ladrillo rojo, les pedimos a todos nuestros aficionados que se refugiaran en los baños. Guadalupe estaba preocupada porque un nieto suyo se había quedado en las gradas, con los de Ultra Naciente. Salió un momento para ver y fue entonces cuando recibió la pedrada".

El impacto hizo perder el equilibrio a la aficionada isletera y rápidamente se vio bañada en sangre. Pino Hernández aún considera que "se vivieron momentos muy complicados. La policía, tras terminar el encuentro, nos colocó en el centro del campo pero aún así estábamos en peligro porque seguían lanzando cosas. Desde el punto de vista actual, creo que en aquel partido pudieron ocurrir cosas muy graves. No hubo solo esa pedrada; algunos aficionados regresaron con golpes muy serios, peligrosos. Pero no pasó de ahí".

Y por suerte todos pudieron celebrar el 24 de junio el ascenso que Las Palmas se había ganado a pulso. Y nunca mejor dicho; con sangre, dolor y lágrimas.

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