Publicidad

La última efemérides de junio

Diez años de una gran batalla

La reconstrucción de la UD Las Palmas hacia la Primera División comenzó el 24 de junio de 2006. Fue el primer ascenso de la era Ramírez con Juanito al frente del equipo: "La afición nos apoyó muchísimo y logró que 'volviéramos' al Insular"

  • SABÍAS QUE ...
  • 23/06/2016 - 13:55

Manuel Borrego

Este mes de junio de 2016 ha tenido un diluvio de fechas subrayadas en la historia de la UD Las Palmas. Días muy felices o algún que otro duro golpe. No dejamos atrás la del 24 de junio de 2006, hace ahora diez años -se cumplen este viernes-, cuando el conjunto grancanario recuperó su primer peldaño camino de la Primera División. Ese día sanjuanero, la UD Las Palmas de Juanito Rodríguez lograba su último retorno a la Segunda A, un hecho tan importante en aquel instante como los ocurridos en 1996, 2000 o 2015.

Porque diez años atrás la entidad amarilla estaba en un momento delicadísimo a nivel institucional y más en lo económico. Ese ascenso fue una puerta abierta hacia el futuro que es hoy de órbita estelar. Las Palmas terminó ese día por ganar una batalla cruenta frente al CD Linares, que aspiraba a lo mismo.

30.280 personas asistieron aquel 24 de junio al Estadio de Gran Canaria para el encuentro decisivo frente a los andaluces. La ida había resultado "prácticamente una guerra", recuerda el entrenador de entonces, Juanito, a los lectores de Tinta Amarilla. Hubo empate 2-2 y la vuelta pendiente ... todo por decidir.

Las Palmas jugó con Pindado; David García, Víctor, Ione, Juanma, Alberto, Aday, Aythami Artiles, Nauzet Alemán, Curro y Marcos Márquez. Luego actuarían Fredi, Alejandro y David Rodríguez.

El Linares lo hizo de entrada con Oscar, Arturo, Chico, Cidonda, Castillo, Romerito, Bouzas, Camacho, Sierra, Bordi y Catanha.

El partido fue tenso pero a los 46 minutos apareció el matador Márquez, remató de cabeza un balón de Nauzet Alemán, y con un gol consolidó la vuelta amarilla a la Liga Profesional (1-0).

Nos sentidos como en el Insular

Juanito Rodríguez, desde Avila, revive aquellos días que hoy están en la lejanía, pero que fueron especialmente importantes para el club grancanario y su marea sentimental. "Lo primero que me acuerdo del partido y de aquellos últimos días de la temporada fue la sensacional ayuda que nos brindó nuestra afición. El día del Rayo Vallecano empujó, a rebosar el estadio, porque necesitábamos la victoria para meternos en la liguilla. Había mucho debate entonces sobre el Estadio", dice. "Pero esos días el equipo se sentía arropadísimo, me recordaba mi etapa como jugador en el Estadio Insular".

El técnico dejó los despachos para relevar en el último tercio de la campaña a Josip Visnjic. Logró clasificar a los amarillos en el último partido de la fase regular, en Lanzarote, y luego afrontó dos eliminatorias directas, sin opción a otra cosa que no fuera ganar ambas para lograr el ascenso.

"El aliento de la grada fue impresionante. Los futbolistas lo dieron todo en el campo, supieron atravesar los malos momentos para acabar con el ascenso. Quizá el instante más delicado de todos, desde mi punto de vista como entrenador, se produjo en las semifinales. La Real Sociedad B había logrado voltear en la segunda parte el marcador de la ida. Lo pasamos muy mal en ese momento, hasta que vino el golazo de Nauzet".

Pero la final frente al Linares se convirtió "en una auténtica batalla. En la ida nos lo hicieron pasar muy mal, especialmente a nuestros aficionados en las gradas. Pero el equipo estuvo muy unido. Los jugadores se comportaron como hombres en el campo. Hicimos lo que nos convenía para sacar un resultado que nos permitiera tener posibilidades. Pudimos incluso ganar".

Pero todo se quedó aplazado para el 24 de junio. "La victoria tenía que caer de nuestro lado porque fuimos mejores. Hicimos una eliminatoria práctica. Y el resto lo puso la afición. Lo que más recuerdo ahora, mirando el ascenso desde la perspectiva actual, era la felicidad que había en toda la ciudad. Las Palmas necesitaba una victoria moral así. Era un paso nada más hacia lo que hoy es el club: un equipo de Primera División con todos los honores. Con un estadio magnífico, de los mejores de la categoría, con su afición siempre, saneado en lo económico y con una cantera que todavía puede dar mucho más. El enfoque que el consejo de administración ha dado a este proyecto lo vemos ahora con claridad. Es mérito de mucha gente".

Para Juanito "no tiene precio el haber podido ayudar a Las Palmas. Siempre digo que soy culpable de lo bueno y de lo malo. Esto es obra de un equipo de trabajo y de los aficionados en especial, porque ellos los que mueven todo esto. Muy pocos clubes en España tienen lo que ahora posee la Unión Deportiva Las Palmas".

Juanito ya no está en el día a día en la isla. Pero una porción de todo lo logrado también le corresponde. Y nadie podrá secuestrar los nombres de aquella gesta, con un entrenador al frente de los amarillos.

Noticias relacionadas