Publicidad

Un viaje al por qué del Aikido

Carmelo Ramírez, maestro del arte marcial japonés y hasta 2015 miembro de UD Las Palmas, cumple el sueño de su vida y recoge las enseñanzas originales. "Salimos del Museo de la Bomba de Hiroshima bañados en lágrimas"

  • GENTE CON DUENDE
  • 24/05/2016 - 15:20

Manuel Borrego

En el mes de septiembre de 2015, Carmelo Ramírez (Santa Brígida, 30 de diciembre de 1972) recogió sus enseres personales en UD Las Palmas. Durante casi veinte años había sido empleado del club, uno de esos personajes entrañables que dejan semillas a su paso. Se fue porque es un soñador con ojos bien abiertos. Durante todo el tiempo que permaneció en el club, con pronunciada etapa en la intendencia de la primera plantilla hasta el ascenso pasado con Paco Herrera, Carmelo soñaba con viajar a Japón, a las raíces del Aikido, su verdadera pasión. Hace unos días pudo completar durante dos semanas ese anhelo vital que tenía, porque quería ir hasta el corazón del arte marcial donde va a alcanzar el cuarto dan, rara avis en nuestro archipiélago. Y conocer allí el por qué de todo lo que expandió el maestro impulsor de este arte marcial, Morehei Ueshiba.

"Cuando salí del Museo de la Bomba de Hiroshima comprendimos todo. Llorábamos al conocer las historias de las víctimas de aquella masacre", relata a los lectores de Tinta Amarilla. "El gran maestro decidió dar un rumbo nuevo al Aikido después de la Segunda Guerra Mundial y de aquel suceso. Japón siempre estaba preparándose para una guerra, el concepto de sus artes marciales era con fines bélicos. Morehei comprendió que tras lo de Hiroshima la Humanidad caminaba hacia su destrucción. Y por eso decidió dar un cambio de dirección a su filosofía. El Aikido no debía tener un fin ofensivo. El conflicto no era la solución. La finalidad ante una agresión es hacerle comprender al agresor que ese no es el camino. Por eso, cuando se produce un derribo, el Aikido da la oportunidad al agresor de redimirse y de que pueda volver a encauzar su conducta. El Aikido es el arte de la paz".

Toda esa teoría que durante años Carmelo Ramírez pone en práctica con sus alumnos la pudo asimilar in situ en suelo nipón, no sólo por las horas dedicadas con los maestros que allí conoció, sino por la experiencia vital que asimiló cuando comprobó cómo Japón revive cada mañana la jornada de aquel fatídico 6 de agosto de 1945, cuando el Enola Gay dejó caer sobre Hiroshima su mortal carga. "Los japoneses nos enseñan que el hombre estaba equivocado en su dirección, nos descubren lo peor de la Humanidad. Conservan en el Museo objetos personales de las víctimas, como ropas, gafas, zapatos, bicicletas, ... tras los efectos de aquel bombardeo. Pero fue realmente emotivo conocer las historias de las víctimas, personas cuyas fotografías estaban expuestas y sus historias relatadas en distintos idiomas. Una a una. Vidas de gente que un día desapareció. Salimos bañados en lágrimas del museo. Y eso que vimos fue lo que hizo cambiar la orientación filosófica del Aikido".

Tan enriquecedora experiencia la compartieron 26 personas procedentes de España y Alemania, ocho de ellas de Canarias, encabezadas por el maestro balear Diego Espinosa, sexto dan.

El viaje de ensueño de Carmelo Ramírez fue completo. "Hicimos 2000 kilómetros por las carreteras de Japón. Estuvimos en distintos lugares, conociendo a personas de gran experiencia en el Aikido, visitamos Shingu, el pueblo donde residía Moriehi, el lugar de su sepultura ... aprovechamos también para hacer turismo. Fueron quince días completos que tengo intenciones de repetir el año próximo. El haber podido ir hasta allí me ha hecho comprender todavía más el corazón de un arte que trataré que llegue hasta nuestros jóvenes. No es un arte marcial, es el arte de la paz", insiste.

Carmelo siente haber elegido un camino correcto y admira a un pueblo que en pocos días le enseñó muchos valores que hoy están declinados en nuestra sociedad. "Sus calles limpia, la colaboración ciudadana, ... la veneración por sus ancianos, a los que reconocen su sabiduría. Japón es para repetir".

Y el pueblo nipón ha encontrado en él un embajador en Canarias. Ramírez seguirá con la instrucción de sus alumnos de la Asociación Canaria Jumano Aikikai. "El propósito es llevar el proyecto de aprendizaje del Aikido a todos los colegios públicos de nuestra Comunidad. El objetivo final es trasladar a nuestra juventud la semilla de la paz practicando un deporte diferente a todos".

Fotos: Archivo personal de Carmelo Ramírez

Noticias relacionadas