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Madres y enganchadas al taekwondo

Un puñado de mujeres audaces de Gáldar compagina sus actividades del hogar y profesionales con el exigente deporte coreano. Todas lucen ya cinturón negro y siguen el camino que les muestra el Maestro Miguel Bueno

  • GENTE CON DUENDE
  • 06/05/2016 - 21:48

Manuel Borrego

Nicolás García Hemme hizo vibrar a España hace cuatro años cuando en su estreno olímpico llegó a una gran final en los Juegos de Londres de 2012. El taekwondo en Gran Canaria tiene raíces más profundas, que localizan en ellas a la teldense Yolanda Santana, participante en los Juegos de Seúl en 1988 en una modalidad que empezaba a tener un carácter mediático internacional en el torneo disputado en su propia cuna.

Entre esas dos fechas siempre hubo taekwondo en la isla profunda; una actividad física y un deporte que requiere un alto grado de sacrificio y que cuenta con un puñado de deportistas enrolados a su modus vivendi. Uno de los enclaves donde se practica con notable éxito es el Gimnasio Municipal Kim Gáldar, con el maestro Miguel Bueno al frente. Siguen sus pasos alumnos de todas las edades y condición; entre ellos un grupo de madres, audaces mujeres que reparten sus horarios en diversas actividades y una franja semanal importante para encontrar sus propios caminos a través del deporte.

Este viernes ellas estaban en el tatami azul de apenas setenta metros cuadrados, rodeadas de sus compañeros. Era día especial porque dos de las alumnas recibían del instructor el premio a su esfuerzo continuado: Juana García pasaba del marrón al negro cinturón que le otorga un rango de primer dan y su experimentada compañera, Rosi Suárez, alcanzaba el quinto dan, entrando en el grupo selecto de encabezados del club.

Pudieron elegir otros deportes, otra actividad menos exigente y rigurosa. Pero a las tensiones de labores de hogar o profesional añaden la dureza de una especialidad marcial que completa sus vidas con dosis de paz y equilibrio. Así son ellas:

De pie: Fabiola Mederos, Rosi Suárez y Hanna Kujansuu; de rodillas: Juana García y Priscila Sosa (C. Torres

* Priscila Sosa Sosa (Gáldar, 43 años) es ingeniera industrial y madre de Andrea, 15 años y ahora gimnasta de rítmica. "Ingresé en este deporte en 2009. ¿Por qué?. Lo teníamos en casa con el marido de mi madre. Empecé por practicar una actividad, pero en poco tiempo reconozco que me enganchó".

La atracción se produjo porque todos los conceptos que giran a través del taekwondo completaban su atareada vida personal. "El taekwondo es todo; su respeto al compañero o al adversario, su filosofía, la disciplina, ... Es exigente pero aporta muchos beneficios que yo aprecio. La práctica habitual es tres días a la semana pero en etapas de exámenes o de combates venimos de lunes a domingo".

• A Fabiola Mederos Díaz (Sardina del Norte, 47) le queda tiempo también para cerrar los días después de atender a sus dos hijos de 15 y 19 años y a sus ocupaciones laborales como reponedora de máquinas expendedoras, además del hogar. Comenzó en el taekwondo "algo tarde, hace quince años. Cuando me inicié, casi por casualidad, no pensé que me llenara tanto. A medida que he ido avanzando he ido comprendiéndolo mejor y ahora no me veo sin él".

"Me siento en forma. Por todo ... porque es defensa, concentración, filosofía, compañerismo, ... Vengo del trabajo y aquí te rodeas por gente que somos una familia". Pero, además, sacia algo que lleva dentro. "No sé. Por ejemplo: he descubierto que me encanta pegar un puñetazo en el entrenamiento. Esa energía liberada me hace sentir", admite.

La felicidad de Carolina y Hanna, hija y madre (C. Torres)

"Soy una madre coraje"

Hanna Kujansuu (Espoo, Finlandia, de 50 años) llegó a España hace tres décadas. Ahora tiene la doble nacionalidad y su hija Carolina, de 13, son los ojos por los que entra la luz cada mañana. Es fuerte como su madre o más. En realidad, la historia de Hanna comenzó en Fuerteventura donde ya practicaba el taekwondo. Sin embargo, "mi maestro allí me dijo que uno de los mejores instructores de España era Miguel Bueno, que tenía su gimnasio en Gáldar". Y esa información le condicionó la decisión de su desplazamiento hogareño al Noroeste de Gran Canaria. "Decidí cambiar de isla y estar cerca del Gimnasio para poder practicar el taekwondo".

Hanna es "una madre coraje", se define a sí misma. "He luchado en solitario para sacar adelante a mi hija desde que tenía cuatro años. En Gáldar monté una cafetería y he trabajado muchísimo en ella. Pero hace tres años la vendí, porque me alteraba mis prioridades. Primero era mi hija; luego la cafetería y después el taekwondo. Ahora tengo más tiempo para el deporte que más me quiero. Y también para estudiar Psicología, que es lo que más me gustaba desde mi juventud. He dado un cambio radical y pretendo demostrar que nunca es demasiado tarde para empezar de cero".

Cuando ella pasa el umbral de la puerta del Kim de Gáldar encuentra "el equilibrio y un grupo de personas con los mismos planteamientos. Aquí estoy en mi momento"

La felicidad de Miguel Ángel, al recibir el beso de su madre, Juana García (C. Torres)

Juana García Vega (Atalaya de Guía, 48) fue la receptora del cinturón negro primer dan en la ceremonia de este viernes. Su camino hasta esta hazaña personal ha durado once años. Empezó cuando ya era madre de Miguel Ángel, hoy 18. Es ama de casa y su preocupación principal ha sido "sacar adelante a mi hijo".

En su tiempo de tatami encuentra "el desahogo" que le rescata de los momentos de soledad personal. "El taekwondo me ha ayudado a superarme. También siento estar entre gente que es como mi familia", explica después de haber cubierto con éxito reciente el examen de grado que le ha hecho cambiar de rol en la estructura deportiva del club.

Rosi García, cinturón negro quinto dan, abrazada a su pequeña Paula (C. Torres)

Rosi Suárez Trujillo (Gáldar, 43) es la competidora o taekowndista de mayor grado en el club cebollero. Accede al quinto dan tras 31 años de aprendizaje en este deporte de origen coreano. Ha sido campeona de Canarias en combate en edades propias de categoría cadete y más tarde ha vuelto a competir, con un reciente bronce en técnica formando trío con compañeros tinerfeños. Conoce el taekwondo como práctica y en la competición.

Rosi trabaja en el Hospital Negrín y es madre de Paula, 11 años, cómo no practicante de taekwondo. Su marido (Yanko Castro-Pol) y su suegro (Francisco Javier Castro Pol) también lo son, incluso ejerciendo el último la presidencia del club. Así que ella "no tenía escapatoria. Toda mi vida gira en torno a este deporte. Tanto que con tres meses de embarazo hice una exhibición con mi marido, en Gáldar. No pudo resistirme a pesar de que la gente me aconsejaba lo contrario. Y tengo recuerdos fotográficos de mi hijita en pañales, en el tatami mientras nosotros entrenábamos".

Tanta técnica marcial en casa no sirve para los leves litigios familiares. "El taekwondo no sale del gimnasio. Si entre mi marido y yo tenemos una diferencia, lo resolvemos con una miradita", termina con sorna.

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