Publicidad

Gilberto I: El cañonero de Los Silos

  • AMARILLOS DE SIEMPRE
  • 19/02/2016 - 15:59

M.B.

Gilberto Rodríguez, Gilberto I, ha sido uno de los jugadores más rentables que ha aportado la cantera de Tenerife a la UD Las Palmas a través de su historia. Con 303 encuentros oficiales disputados, también un ascenso a la Primera División, se coloca a la estela de Martín Marrero, Julio Durán y Luis Saavedra.

En el fútbol actual Gilberto sería un centrocampista con poderío para arribar el área y, sobre todo, sorprender con un disparo de alto calibre, que tan buenas tardes de felicidad proporcionó a la UD Las Palmas. Algunos goles suyos son memorables, iniciando la cuenta precisamente el de su debut en Segunda División contra el Real Jaén. O destrozando esperanzas rivales, como hizo en San Mamés al mismísimo Iríbar, en una de las célebres victorias amarillas en la Catedral.

La participación de Gilberto I recorre los años de gloria donde fue un hombre fundamental en las alineaciones del subcampeonato y tercer puesto de los amarillos, incluso partícipe en el estreno continental frente al Hertha de Berlín.

Gilberto, junto a Guedes -a título póstumo-, Guillermo Hernández e Ignacio Oregui será homenajeado este sábado con la entrega de la insignia de oro y brillantes de la UD Las Palmas, el club por el que lo dio todo y la isla donde echó finalmente raíces.

Los recuerdos de Gilberto Rodríguez

"Prepárese porque el domingo va a debutar contra el Jaén. Y marque un golito para que pueda seguir jugando muchos partidos más". Rosendo Hernández no disfrutaba del don de la sutileza, ni daba rodeos para enviar un mensaje. Era directo y así fue cómo se dirigió a un veinteañero Gilberto Rodríguez Pérez (7 de diciembre de 1941, de la Ilustrísima Villa de Los Silos) para advertirle que le había llegado la hora de lucir en su pecho por primera vez el escudo de la Unión Deportiva Las Palmas. Aquello ocurrió dos semanas después de que Germán Dévora, José Manuel León y Rafael Hernández, los diabólicos amarillos, vieran la luz profesional frente al Recreativo, en el estadio Colombino.

La alternativa profesional de Gilberto I se produjo el 30 de septiembre de 1962, cincuenta años atrás, con el añadido de que hizo caso pleno a su entrenador en todas las observaciones: A los 23 minutos, el nuevo tinerfeño del equipo había marcado el gol de la victoria. "Jugué por la izquierda en aquel partido; me salió bien y pude seguir en el once titular como había dicho el entrenador. Era la ilusión de mi vida. No podía ser más feliz en tiempo récord".

Al primero de los Gilbertos le tocó desarrollar su carrera incrustado en los años gloriosos de la entidad grancanaria, donde fue miembro de un equipo titular en el que su nombre se incluía en la formación aún memorizada. "Jugué en los cinco puestos de la delantera. Con quien me entendía mejor era con Guedes. Cuando él tenía el balón yo ya estaba corriendo en busca del espacio libre. Y, también, con Martín Marrero. Fuimos nosotros en aquella época los que inventamos el concepto de carrileros. Lo hacíamos con sincronización, sin mirarnos. Él subía, yo cubría; y al revés".

Todo en la UD Las Palmas funcionaba año a año porque, al margen de las cualidades técnicas de sus futbolistas, la clave fue la continuidad de un equipo y de sus jugadores. El fútbol de Las Palmas acabó por ser instintivo". Después del debut, cada etapa la saboreó Gilberto con mucha intensidad hasta su regreso a Tenerife en 1973. "Aquel partido contra el Jaén de 1962 lo guardo como uno de mis tesoros personales. También fue una gran alegría el ascenso a Primera, dos años después, o los ejercicios en que estuvimos cerca de lograr el título de Liga. Eso no se olvida".

Un trío de ases amarillos

Como la primera ocasión en que saltó al Nou Camp, donde Las Palmas logró dos triunfos en años posteriores. "Al entrar en aquel estadio y ver tanta gente en los graderíos me sentí como si nos hubiesen echado a los leones. Era impresionante, también el Bernabéu. Pero allí mismo le ganamos al Barça y no puedo explicar la sensación que tuvimos al hacerlo. Fue una alegría sin proporciones. En Madrid, en cambio, logramos empatar".

"Las Palmas tenía un equipazo en aquella época. Con el mejor defensa central de España, que era Tonono. Guedes era un general en el centro del campo. Y Germán despertaba mucha confianza a todos los demás. No se puede expresar lo que representó para todos los demás futbolistas porque él nos arropaba con su fútbol y con su personalidad. El resto del equipo no tenía el nivel de este trío, a pesar de que se trataba también de jugadores con mucha calidad. No fueron casuales todos los logros que se produjeron en esta etapa", analiza Gilberto.

Considera que fueron Rosendo Hernández y Pierre Sinibaldi los dos técnicos que mejor comprendieron su fútbol. "Yo tenía mis características, con algunos detalles importantes como podría ser el disparo potente. Rosendo me comprendió desde el principio. Me aconsejó y estuvo a mi lado en los meses malos que viví en mi primera temporada. Sinibaldi, por su parte, también supuso un gran apoyo".

Señala una victoria sobre el Córdoba 3-4 (20 de octubre de 1968) como su mejor partido a nivel individual. "Sin duda, mi mejor actuación. Participé en todos los goles y marqué el de la victoria. Me salió un encuentro redondo ante un rival muy difícil entonces".

El nombre de Gilberto aparecerá en las incidencias realizadoras de no pocas porterías rivales. "Las Palmas estudiaba bien sus fichajes. García Panasco los analizaba, preguntaba todo antes de cerrarlos. Los tinerfeños que vinieron al equipo fuimos rentables. José Juan, Martín, Justo Gilberto, Felipe, Jorge, Medina, ... Había un conjunto con personalidad propia, con estilo canario. Eso hoy es muy difícil de lograr pero, ¿quién sabe?: ese camino hay que repetirlo alguna vez en la historia".

Iba para fontanero y acabó como futbolista de casualidad

"El fútbol no me gustaba salvo para pasar el rato con mis amigos en el parque. Tenía quince años cuando trabajaba ya como fontanero, con mi tío Paco", revive Gilberto I con detalle. "Tendría unos 16 o 17 años cuando una tarde de sábado fuimos a terminar de poner la instalación de agua del estadio Juan Valiente, de Los Silos. A las cinco culminó el trabajo y le pedí a mi tío quedarme en las gradas un rato viendo un partido que se iba a disputar. Hernández Coronado, entonces entrenador del Juventud Silense, preguntó a la grada si alguien quería completar su equipo porque le faltaban jugadores. Y yo levanté la mano. Parece ser que lo hice bien después de marcar dos goles. "¿Usted no juega al fútbol, no le interesa hacerlo con el equipo de su pueblo?" me preguntó. Resulta que además era amigo de mi padre y entonces todo se arregló. Iba para fontanero y acabé como futbolista de casualidad".

Plantilla del subcampeonato, en 1969: León, Gilberto II, Castellano, Guedes, Niz, José Luis, Martín Marrero, Oregui (de pie); Germán, José Juan, Lo, Gilberto I, Aparicio y Tonono (agachados) (Fotos: Norberto Rodríguez)

El CD Tenerife no le hizo caso

"Todo en mi carrera deportiva sucedió muy rápido, en apenas tres años llegué a Primera División. Jugué la Liga interregional con el Estrella de La Laguna, cedido por el Silense. Se corrió la voz por las islas sobre Gilberto El Negrillo y supe que había interés de algunos equipos. Las Palmas preguntó al presidente del Silense, pero existía un pacto entre los clubes de las dos islas por el cual debían respetarse las canteras respectivas. Si un jugador de Tenerife interesaba a Las Palmas, el club grancanario tenía que comunicarlo o viceversa. El presidente silense, Miguel Mora, me dijo que teníamos que pasar antes por el CD Tenerife para comunicar que Las Palmas me quería. Fuimos a la sede social, estaba ilusionado, pero ni nos atendieron y nos dijeron que nos podíamos ir"

Secuestrado por Carmelo Campos

"Pese a todo, Las Palmas no quería que el Tenerife supiese nada de mi marcha a Gran Canaria. Carmelo Campos vino a Santa Cruz para cerrar el fichaje. Me encerró bajo llave en una habitación de hotel durante cuatro horas. Y luego también me encerró en el camarote del correíllo que nos iba a trasladar de un puerto a otro. Fue tal su celo que no hablé con nadie en la travesía donde, además, se produjo un pequeño incendio en el barco. Ni siquiera me avisaron. Él me dijo que lo tenía todo bajo control, que lo primero era llegar a Gran Canaria sin que nadie se enterase de mi viaje"

120.000 pesetas (720 euros) para el Silense

"Tenía veinte años cuando se produjo mi contrato profesional. Don Jesús García Panasco fue quien me recibió en la sede del club; me trató con mucho cariño y me preparó para afrontar el cambio que estaba experimentando en mi vida. Las Palmas abonó por mi traspaso 60.000 pesetas de la época (360 euros) y quedaba pendiente la celebración de un amistoso en Los Silos. Pero este encuentro nunca se pudo jugar y el Silense recibió 60.000 pesetas más. Total: 120.000 pesetas por mi traspaso. Era dinero entonces".

Entrevista radiofónica antes del debut

"Estaba en una nube. Antes del partido con el Jaén nos concentraron en el hotel Santa Catalina donde toda la plantilla quedaba ya pendiente del encuentro. Recibí una llamada para una entrevista radiofónica. Empezaron a preguntarme sobre la experiencia de mi debut, mis sensaciones y todo ese tipo de cosas que en aquellos momentos experimentaba ante un momento tan importante. En tres meses pasaba del fútbol regional a la Segunda División con Las Palmas. Entonces comenzaron las risas al otro lado del teléfono y me percaté de la broma. Creo recordar que era José Manuel León el locutor. Un bandido. Hoy recuerdo esa anécdota con mucho cariño; más tarde le ocurrió a otros debutantes"

"Tardé en adaptarme, pedí volver a Tenerife"

"Los primeros meses fueron para mí muy difíciles. Era muy padrero, quería volver a Tenerife y lo pedí al club. Pero don Carmelo Campos me ayudó a llevar mi soledad, porque no tenía amigos ni lograba situarme en Las Palmas. Fue una adaptación complicada"

"Yo acostumbro a marcar goles así; meteré muchos más"

"No me olvido del gol al Real Jaén. ¿Cómo?, fue un golazo. La noche anterior en mi habitación había marcado diez tantos mientras soñaba con el encuentro. No pude pegar ojo por la emoción que sentía. El gol de la victoria fue un disparo casi desde el centro del campo y el balón golpeó el travesaño, picó en el suelo, volvió a la madera horizontal y se metió. Los compañeros me felicitaron y algunos estaban algo asombrados. Y yo les dije que estaba acostumbraba a marcar goles así; meteré muchos más. Quedé muy bien porque luego hubo otros tantos de esa especialidad".

Una galerna en San Mamés

"Mi mejor tanto, sin duda, se produjo en San Mamés. Nos habían enfangado todo el campo, como era habitual en aquella época por donde quiera que pasaba la UD Las Palmas. Era una costumbre que empleaban muchos equipos. No quedaba tiempo y me acuerdo que dábamos por bueno el empate. Pero el Athletic lanzó un disparo al larguero en el minuto 90. Ese balón lo cogió Guedes y me lo pasó. Me vino perfecta a mi derecha y, desde el centro del campo, disparé con mucha potencia. Iríbar no pudo alcanzar el balón porque se fue a la cruceta. Y allí se acabó un partido que luego suscitó grandes comentarios a nivel nacional. Fue, además, televisado en blanco y negro. La plantilla de Las Palmas lo presenció un día después, al regreso, en La Casa del Marino".

Soto me dijo que estaba 'drogado'

"Pasaban cosas muy curiosas en nuestro equipo. Adolfo Soto (jugador paraguayo de origen argentino) me dijo al descanso de un partido que yo estaba drogado, que por eso estaba jugando tan bien. Me enfadé muchísimo con su comentario y fui a hablar con mi capitán, Dévora -así le llamábamos-. Le hice ver que aquello no estaba bien y que era una acusación injusta a un compañero. "Es mentira porque yo no le debo un duro a nadie", reseñó enojado Gilberto.

La confusión del Torino

"Los del Torino, después ganarnos 2-0 en Italia, se creyeron que se iban a medir a un equipo del montón. Les pasamos por encima, fue un partidazo. 4-0 y nada más. Nos acusaron de que estábamos dopados pero no dijeron la verdad: Las Palmas fue muy superior en todos los aspectos. Nos salió un partidazo. Aquello fue una pataleta".

73 tantos con la firma de un silense

Después de aquel debut del 30 de septiembre de 1962, Gilberto completó 303 encuentros oficiales con la camiseta de la UD Las Palmas (230 en Primera), para un total de 73 tantos (47 en Primera), hasta su marcha al CD Tenerife en 1973, donde militaría dos temporadas en Segunda A con el equipo blanquiazul. "En Santa Cruz me trataron muy bien, estuvimos muy cerca del ascenso a Primera División jugando con Justo Gilberto. Y eso que no podían tener un buen recuerdo mío porque siempre se me dio bien los derbis, especialmente a la hora de marcar".

La conexión con la UD Las Las Palmas no se perdió y fue ojeador amarillo, al menos a nivel consultivo porque "García Panasco me pedía opinión sobre futbolistas de Tenerife. En el caso de Jorge Fernández, en concreto, Las Palmas lo tenía visto pero poseía dudas sobre su carácter. Yo les dije que Jorge tendría un comportamiento distinto en Gran Canaria y que no le dejaran escapar. Era un fenómeno. No me falló. En realidad me siento de las dos islas porque en ambas me han tratado siempre con cariño. Eso también es difícil".

©TintaAmarilla. Texto del reportaje publicado sobre Gilberto I en septiembre de 2012