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Una década sin Emilio Tomé, el entrañable médico de la UD

El Viejo Pulpo, como le conocían sus amigos, fue hombre prudente y leal durante los 33 años de estancia en la representativo grancanario

  • GENTE CON DUENDE
  • 15/08/2015 - 16:52

Manuel Borrego

Traemos este sábado a Tinta Amarilla el recuerdo de Emilio Tomé Díaz, una década después de su fallecimiento en la capital grancanaria, la ciudad que le abrazó y en donde durante 33 años ejerció como médico de la Unión Deportiva Las Palmas dejando una estela imborrable. El Viejo Pulpo, como le conocían sus amigos, era el doctor de la entidad en los años dorados, pero también un personaje entrañable en la historia del club grancanario, hombre de bien en un vestuario que con él conoció grandes momentos en la entidad.

Emilio Tomé era natural de Cariñena (Aragón), pero su desarrollo familiar y profesional lo realizó en San Sebastián. Él, en realidad, afirmaba a sus amigos que era donostiarra por los cuatro costados.

Su relación con el mundo del deporte la había realizado como futbolista en el CEZ de San Sebastián, participando además en el Campeonato de España juvenil que Guipúzcoa perdió con Asturias. La final se disputó en San Mamés (1-3). Fue practicante de balonmano, rugby en la Universidad de Zaragoza y jugo también en Las Palmas de Gran Canaria, bajo la asesoría de Jesús Telo Núñez y Amado Ramos en el Gimnasio Las Palmas.

Arribo en la UD en 1959

Se incorporó a la Unión Deportiva Las Palmas a través de su cadena filial, en 1959, apenas diez años después de la fundación de la entidad amarilla. Había sido llamado de forma temporal por el secretario general del club, Jesús García Panasco (más tarde un amigo inseparable), que le había encomendado la misión de poner en marcha la sección médica en una sección que también estaba dando los primeros pasos.

Sin embargo, el ascenso del primer equipo a la Primera División en 1964, de la mano de Vicente Dauder, cambió los planes y el doctor Tomé pasó a ocupar el puesto de médico de cabecera del club, al quedar vacante la plaza por la baja del galeno Lorenzo Díaz.

El acuerdo por unos meses se prolongó durante tres décadas hasta que en 1992, con el descenso a la Segunda División y la transformación del club en Sociedad Anónima Deportiva, causó baja en la entidad. Tomé fue siempre un gran conversador, de fácil trato para jugadores, técnicos, periodistas y aficionados en general. Hombre de fútbol ciento por ciento. En una entrevista después de su retirada nos confesaba que prácticamente se había convertido en asesor de jugadores, no sólo en el aspecto deportivo sino en matices personales porque "cuando el jugador se tumba en una camilla es cuando le conocemos de verdad y vemos la persona que hay en él".

Don Emilio siempre mostraba el rostro optimista de la Unión Deportiva Las Palmas, especialmente en aquellos momentos en que las circunstancias deportivas que rodeaban a la UD Las Palmas despertaban incógnitas o incertidumbre. Fue hombre habitual durante esos años en los viajes, acompañado por su esposa Phillys Head Bravo de Laguna, convertida también en una viajera más del grupo de la UD Las Palmas y amiga personal de muchos grandes futbolistas del club de aquellos años.

Emilio Tomé habla con Carlitos Morete, en los años setenta (N.R.)

Anotaba las horas de vuelo

La de don Emilio era una cara reconocible siempre en el grupo de la UD Las Palmas, en cualquiera de sus desplazamientos. Tenía la costumbre de anotar todas las horas de vuelo que había acumulado temporada a temporada con la UD Las Palmas; aquellos desplazamientos que además cubrió cuando el equipo entró en competiciones europeas en las distinas campañas.

Recordaba que sus momentos más difíciles en la UD Las Palmas estuvieron asociados a las enfermedades de Juan Guedes y Tonono, porque vivió de cerca los procesos de unos jugadores que, además, se habían convertido en amigos de mucha cercanía. Y con notable desazón también vivió los últimos días de Roque Olsen en la entidad amarilla, como entrenador en la temporada 1991-92, cuando el hispano-argentino dirigía al equipo a pesar de la grave enfermedad que le impidió acabar la temporada.

Por su carácter amable y conciliador, siempre enlazó bien con todos los técnicos del club, que encontraron en él no sólo al profesional que les auxiliaba sino a un persona dispuesta a escuchar y ofrecer un consejo; a mismo nivel para los dirigentes. La prudencia y la lealtad fueron notas predominantes en su larga estancia como colaborador del club amarillo.

Entre las distintas distinciones recibidas en su trayectoria profesional relacionada con el deporte figuran la insignia de oro y brillantes de la UD Las Palmas (entregada en los actos del cincuentenario del club) y el premio Fernando Díaz Cutillas a los Valores Humanos que le concedió en 2002 la Asociación de Periodistas Deportivos de Las Palmas.

Emilio Tomé falleció el 14 de agosto de 2005 en la capital grancanaria a los 81 años de edad. Se fue pero nunca caerá en el olvido.

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