Publicidad

El portero sobrio de las manos desnudas

El meta desaparecido este 15 de marzo participó en dos etapas en la UD Las Palmas y en varias funciones. La afición del Insular no fue la que más le aplaudió pero sí le admiró y respetó

  • AMARILLOS DE SIEMPRE
  • 15/03/2015 - 17:41

Manuel Borrego

La afición de la UD Las Palmas no es la que más aplaudió a Antonio Betancort Barrera, el portero de leyenda que nos dejaba este 15 de marzo. Sólo le disfrutó una porción de su extensa carrera; pero la hinchada del Estadio Insular es, sin duda, una de las que más admiró a uno de los porteros que llevaron el nombre de Canarias a todas partes.

El curriculum de Betancort en el Real Madrid es lo más reluciente de su etapa en activo. En la UD Las Palmas lo cubrió en dos etapas distintas: la de apertura como prometedor guardamenta y la del epílogo cuando, tras salir de la Casa Blanca, volvió al punto de partida para echar una mano, como buen amarillo.

Un joven Antonio Betancort, en el banquillo del Insular. José González -masajista-, Luis Molowny y Carmelo Campos, a finales de los cincuenta (Fotos: Norberto Rodríguez)

Betancort era uno portero de los de antes: indumentaria negra, regular e intimidatoria; manos desnudas para asociarse al balón. En la Unión Deportiva tuvo por delante, especialmente, un felino como Pepín Casas, el portero alicantino pequeño pero valiente. Era Pepín la veteranía, el hombre que podía dejar la huella a seguir. Betancort fue el chico que salía, boina puesta, para cubrir el hueco de las siguientes generaciones.

Una formación de la UD las Palmas con Betancort, a la derecha, como suplente. El meta titular en Pepín Casas

Las primeras fechas fueron acumulándose en el difícil acontecer de un portero en proyección que tuvo antecesores con galones, pues antes de Pepín nada menos que el ídolo de los aficionados, Manolo Montes, dejó un legado de altos vueltos para los que le siguieron en el puesto de máxima responsabilidad defensiva. Betancort fue citado para su primer banquillo el 13 de noviembre de 1955, con 18 años de edad, para un UD Las Palmas-Valladolid (3-2) en el Insular. Jugó Pepín pero ese era el primer aviso hasta el debut oficial, en Copa, en una tarde aciaga de los amarillos en el Metropolitano: 6-0 frente al Atlético de Madrid. Eso ocurrió el 13 de mayo de 1956.

Betancort, a la izquierda, pasea por el Bernabéu con la Copa de Europa, a la par de Paco Gento (Historia del Real Madrid)

El debut de Liga le llegaría, en Primera, en un UD Las Palmas-Español (2-2) el 3 de febrero de 1957, de nuevo con Satur Grech, en el Estadio Insular. Pepín fue la primera referencia hasta su traspaso al Betis en 1960. De Betancort se hablaba por todo el fútbol nacional hasta que firmó por el Real Madrid, para seguir su carrera a la estela del gran José Araquistain. Hubo de esperar hasta su regreso a la UD Las Palmas, en 1971, para entrar en el segundo ciclo de amarilllo, con Pierre Sinibaldi. Eran los años posteriores al subcampeonato, en un equipo que fue protagonista en la Liga y al que Betancort temió como integrante del Real Madrid que le arrebató los títulos que acariciaron los amarillos a finales de los años setenta.

Una formación histórica, la que ganó 4-0 al Torino en el partido considerado como el mejor de todos los tiempos de la UD Las Palmas. Se recita empezando por Betancort, Estevez, Tonono, Hernández, Castellano, Trona; agachados: León, Justo Gilberto, Soto, Germán y Miguel Ángel

Una nueva fecha vendría marcada en el historial amarillo del portero lanzaroteño: eel 27 de septiembre de 1972 fue integrante del histórico once grancanario que logró la goleada al Torino en el Insular (4-0) en el que es considerado como el mejor encuentro de la UD Las Palmas a través de su historia. Betancort jugó tanto en el Estadio Comunale de Turín (2-0) como en el choque de vuelta en Gran Canaria, en las que fueron además sus dos únicas actuaciones continentales con la UD Las Palmas.

A la izquierda, una formación de los años setenta, liderada en portería por Antonio Betancort

Una lesión le impidió colaborar más con los amarillos pero iba a iniciar en el verano de 1973 una nueva función en el club, ejerciendo como ojeador y más tarde en la secretaría técnica. El destino quiso que García Panasco, secretario general, le encomendara un viaje a la República de Argentina para encontrar a su sustituto en la portería. El primer hallazgo en las negociaciones de Betancort fue Daniel Carnevali (era el tercero de la lista tras Ubaldo Fillol y el Loco Gatti). Una nueva ruta deportiva se abría a su paso. La foto de Betancort facturando el billete con una maleta en busca de talentos fera la señal.  Los grandes fichajes del club en aquellos años setenta e inicios de los ochenta llevan su firma.

En la memoria de los leales amarillos quedará este portero que marcó una época, con billete de ida y vuelta a casa. Así le recordaremos.

Noticias relacionadas