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"El domingo tenemos que ser fuertes, chavales"

Los jugadores de la UD ovacionan Paco Herrera tras realizar en la sesión un ejercicio colectivo de control zonal de ataque rival. "Quiero intensidad, ritmo y sacrificio" les dijo el entrenador

  • ENTRE BASTIDORES
  • 24/09/2014 - 13:56

B.P.

Este miércoles ocurrió un hecho singular que llamó la atención. Al terminar uno de los ejercicios colectivos de control zonal de un ataque rival, los jugadores de la UD Las Palmas que participaron en él ovacionaron al entrenador Paco Herrera, que les coordinaba con sus asistentes. Ocurrió en la primera parte de la sesión preparatoria del equipo en Barranco Seco. Estuvo compuesta esta etapa por varios movimientos tácticos, todos relacionados con el modo en que los amarillos se expresarán en el terreno de juego del Heliodoro en el derbi. "El domingo tenemos que ser fuertes, chavales", les dijo en varias oportunidades el entrenador a sus jugadores mientras exigía "intensidad, ritmo y sacrificio" en la sesión.

Una de esas acciones defensivas se realizó con jugadores de campo y el portero: los cuatro zagueros habituales y los miembros del trío de centrocampistas que ya se han hecho tradicional en esta primera etapa de la gestión de Herrera. Y, además, utilizó a los jugadores en dúos, replicando cada uno los movimientos que hacía el compañero. David Simón estuvo en solitario en la banda derecha, más tarde le acompañaría Ángel López. Las restantes parejas fueron: David García-Marcelo Silva; Aythami Artiles-Jesús Valentín; Ángel López-Christian Fernández; Javi Castellano-Roque Mesa, Vicente Gómez-Culio y Hernán-Valerón.

"Quiero que se oiga quien ordena atrás; venga Aythami", dijo el técnico. "Hay que ser solidarios; la línea de presión, que esté muy clara", "tranquilos, tranquilos; ya habrá tiempo de llegar arriba. Lo importante es que todos tengamos la misma idea", resaltó.

Las Palmas se prepara así para visitar al Tenerife, tomando todo tipo de precauciones. El respeto al equipo adversario preside en el duro trabajo que hace crecer la moral del grupo. Quizá por ello el ejercicio acabó con una ovación para el que manda.

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