Publicidad

"Alfonso Silva elevó el fútbol a categoría de arte"

El historiador de la UD Las Palmas, Antonio de Armas, revive en la Orden del Cachorro al mítico futbolista que considera un "mago de la creatividad"

  • AMARILLOS DE SIEMPRE
  • 24/01/2012 - 00:24

El consejero e historiador de la UD Las Palmas, Antonio de Armas, se contagió este lunes de la ternura y delicadeza que el propio Alfonso Silva había transmitido entre los que disfrutaron de su fútbol. Ofreció una rica conferencia en la Orden del Cachorro para desnudar al brillante futbolista y a la persona excepcional que fue el legendario jugador del RC Victoria, Atlético de Madrid y UD Las Palmas. Alfonso Silva Placeres: "la magia de la creatividad", tituló. Su exposición duró casi una hora y en ella rescató todos los pasajes de la vida del hijo de emigrantes de Sri Lanka afincado en Las Palmas de Gran Canaria, la posterior estrella del balompié nacional de los años cincuenta hasta su fallecimiento el 16 de febrero de 2007, en Constanza (Alemania).

"Ha llegado un mesías futbolístico; este niño está bendecido por la mano de Diós", revivió cuando en el Colegio de los Padres Franciscanos contactó con el balón el incipiente Alfonso Silva, despertando la admiración de sus instructores. El niño de tez morena y rasgos hindúes iba a consolidar pronto su popularidad en el deporte, especialmente en la arena de la Playa de Las Canteras "que era como una extensión de su vivienda familiar", dijo De Armas. "El fútbol lo entendía con su componente estético". Dos jugadores de la época, Pepe El Fino y Perico El Moreno, fueron los que captaron al joven Silva para forjarle en un equipo de adultos, donde progresó hasta que en 1943 se produjo su fichaje por el RC Victoria "equipo en el que logró su consagración a nivel local".

Silva rehusó hacer tándem con Luis Molowny al rechazar la oferta del Marino. Recordó de Armas que "para poderse alinear con el Victoria falsificaron la fecha de nacimiento de Alfonso, pues aún no había cumplido los 18 años de edad". Impactó su figura en el Atlético Aviación cuando, en un encuentro disputado en el Pepe Gonçalves el 18 de julio de 1944, "sus fintas continuadas y dulce golpeo del balón" enamoraron al entonces entrenador Arsenio Arocha, quien inició los pasos de su captación. Fue en marzo de 1947 la fecha en que Silva se abría paso en el fútbol nacional en las filas del club rojiblanco. "Madrid le recibió con lluvia y le pareció una ciudad gris y fría", recordó el historiador. Pero Silva al poco tiempo cautivó a la afición de su nuevo club. "La lleva, la trae, la esconde, la mece y la acaricia con armonía; el fútbol lo eleva a categoría de arte", mencionó ensalzando las virtudes de aquel grancanario que se había convertido en pieza angular de la 'delantera de seda' del club rojiblanco.

EL MEJOR ATLÉTICO DE MADRID

Consideró De Armas la etapa de Alfonso Silva como la de "la edad de oro del Atlético de Madrid; con el mejor rendimiento y mejor fútbol" de aquel club. "Su juego es música celestial; le comenzaron a llamar El Maestro, Catedrático, Alfonso El Sabio, ..." aunque subrayó el consejero historiador que dos décadas después iba a aparecer en la escena del fútbol nacional Germán Dévora cuyo juego "heredó en propiedad" la calificación de deportista magistral del fútbol canario. Germán, presente en la sala, recibió tras estas palabras la ovación de los presentes ante tal consideración que recoge en justicia su ejemplar trayectoria en la UD Las Palmas.

"A Alfonso Silva le aborrecía competir", subrayó más tarde el conferenciante. Su no alineación en el partido contra Brasil durante el Mundial de 1950, después de que el seleccionador Benito Díaz le ofreciera instrucciones antes del encuentro garantizándole su concurso, fue un mazazo anímico que empezó a condicionar la segunda etapa de su carrera profesional. "Cuando no encontró su nombre en la pizarra sintió un intenso dolor; lloró amargamente su decepción en soledad. A partir de entonces, dejó de tener interés el equipo nacional".

REGRESO PATRIÓTICO

Otros episodios marcaron su carácter en el Atlético de Madrid, donde creció "la leyenda de que se trataba de un futbolista apático (...) Acabó agotado y herido" en aquel club donde fue objeto de una sanción de tres años. Fue ahí cuando apareció en la escena la UD Las Palmas, con un sentido patriótico al tratar su recuperación para el joven equipo que se había creado en su tierra natal. De Armas desveló que Silva llegó a Gran Canaria "tras duras negociaciones" y mediante un traspaso de 300.000 pesetas de la época, "un dineral", colaborando en esta operación diversas personalidades.

El amarillo fue el color de su epílogo profesional, hasta alcanzar 42 encuentros y anotar 14 goles con el club grancanario. Y, cuando colgó las botas, "huyó del linchamiento" popular que seguía recordándole su carácter indómito. "A pesar de que había ganado bastante dinero en el fútbol, nunca llegó a enriquecerse porque siempre ayudó al débil y al necesitado" puntualizó De Armas. Eligió el autoexilio de Constanza donde "jamás contó a su esposa e hijos detalles de su vida deportiva pasada (...) Alfonso fue un incomprendido pero su vida tenía todos los ingredientes de un mito ... incluso una sombra de fatalidad".

Las últimas palabras de Antonio de Armas fueron recogidas con una cerrada y prolongada ovación de los asistentes al acto, entre los que se encontraban ex jugadores como Germán Dévora (presidente de honor de la UD Las Palmas), Trona, Noly, Macías, Felo o Correa; así como los propios responsables y socios de la Orden del Cachorro. También el consejero de la entidad amarilla Rafael Méndez, el secretario de la Fundación de la entidad Carmelo Pérez y el delegado auxiliar del equipo, Norberto Rodríguez.

La exposición la ilustró el consejero de la UD con un espléndido material fotográfico sobre la vida de Alfonso Silva, desde su infancia hasta las fechas posteriores a su regreso a Gran Canaria, tras tres décadas de ausencia, por iniciativa de la Asociación de Periodistas Deportivos de Las Palmas entonces presidida por José Hernández Viera.